lunes, 25 de febrero de 2019

LOS PRIMEROS TRES MESES DEL ZAPATISMO

LOS PRIMEROS TRES MESES DEL ZAPATISMO 

Por Óscar Cortés Palma

En la feria del segundo viernes de Cuaresma de Cuautla  conspiraban.
– ¡Mañana es el día! –. 
En la tarde siguiente en un mitin en Villa de Ayala, desarmaron a la policía. 
– Yo pregunto a los presentes si no se han puesto a pensar que la tierra es de nosotros y no del que tenga más –.
Leyeron el plan de san Luis, convocaron a un movimiento armado contra el dictador Porfirio Díaz, cabalgaron por el sendero serrano de Huautla.

– ¡Si el camino es largo yo lo voy andar porque estoy seguro que voy a llegar!  –.
Lucio Moreno en Tepoztlan y Yautepec, Gabriel Tepepa en Tlaquiltenango, Ambrosio Figueroa en Huitzuco; Alejandro Casales en Tilapa y Chietla se insurreccionaron. 
.
–¡El pueblo unido jamás será vencido!–.

Otros cabalgaron a una reunión secreta en la casa del ranchero José Rodríguez en san Pablo Hidalgo, acordaron atacar Jojutla. 
En Jojutla, unos aprovecharon para robar tiendas de españoles y aliados gobiernistas. 
Eso no le gustó a Pablo Torres Burgos. 
– Es una revolución profesor, el camino no está lleno de rosas si queremos un México nuevo–.
–Enemigos de la patria son aquellos que amenazan con guerra a nuestros pueblos–.
Al separarse del grupo, Pablo Torres Burgos fue capturado y fusilado por los soldados porfiristas de Javier Rojas en Rancho viejo. 
El resto de los rebeldes cabalgó por los senderos serranos: Huachinantla, Mitepec, Jolalpan, Tlaucingo, Teotlalco, Axochiapan. En cada pueblo buscaron partidarios de la causa, caballos y armamento. 
– Estamos en medio de la sierra de la mixteca baja poblana–.

En las apartadas aldeas serranas, los guerrilleros solicitaron préstamos a las personas acaudaladas y alteraron los archivos municipales. 

Destruyeron los telégrafos para que el gobierno no los persiguiera. Mujeres y hombres se fueron a la ‘bola’ como se le conocía al movimiento. 
– ¡Hasta la victoria final, siempre! –. 
En Jolalpan, designaron a Zapata como general. 

– ¡La tierra  volverá a quienes la trabaja con sus manos! –.
Después los revolucionarios fueron por el sendero serrano de barrancos y montañas de la mixteca baja poblana. 
En cada pueblo se adhería mujeres y hombres. En Axochiapan, los recibieron con banda de música. 
Platicaron con el presidente municipal, y con el sacerdote. 
–Señor general, es un deber cristiano terminar con este sistema generador de riqueza en unos cuantos y miseria en las mayorías–. 
Prisciliano Espíritu era un sacerdote revolucionario.
–Padre, los ociosos terratenientes viven con ostentosos  lujos. Nosotros vivimos al día, a veces no tenemos comida, ropa, medicamentos–. 
El sacerdote lo llevó al corral del curato y le mostró un caballo retinto.  
–General, quiero contribuir con la revolución, acepte este caballo como donación a la causa–.
El padre Prisciliano tenía ideas de libertad y Justicia. 
–Nuestra patria necesita de todo el esfuerzo de las y los revolucionarios–. 

Los soldados federales perseguían al revolucionario Alejandro Casales desde Chietla.
Al llegar el destacamento de soldados porfiristas del coronel Javier Rojas, de inmediato lo buscaron. 
Los revolucionarios levantaron su campamento, cabalgaron a los cerros del sur, perseguidos. 
Alejandro Casales echó a correr pal monte. Luego de un rato de andar de aquí para allá, la soldadesca lo atrapó y torturó. 
–Coronel, aquí traemos a Casales –.
– ¿A Quién?–.
–Alejandro Casales Coronel, el bandolero acusado de fusilar al secretario y presidente de Tilapa–.
El coronel Javier Rojas,  no se inmutó.  
–Cuélguenlo del mezquite y quémenlo–.
–Esto le pasará a todo aquel que se subleve contra el gobierno–. 
La noticia de Alejandro Casales se propagó. 
El padre Prisciliano Espíritu exclamaba en la misa..  
–A los militares, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, ¡Cese la represión! No disparen al pueblo–.
El trovador suriano cantaba  

Nos mataron a Casales 
-valiente como el mejor-, 
hace días que Casales 
en armas se levantó.

Vinieron los federales.
A pesar de su valor, 
como eran muchos, Casales, 
no pudo más y perdió.

En la concurrida estación del tren, las pochtecas vendían, tacos de arroz con rajas y huevo. 
Los zapatistas cabalgaron a la Estación del tren de Axochiapan. 
 (Este será mi primer enfrentamiento como general) 
–El caballo retinto que me regaló el cura de Axochiapan es bueno–. 
Luego del tiroteo, los soldados federales huyeron, en las prisas dejaron armas y pertrechos. Ese mismo día, Gabriel Tepepa atacó la hacienda de Chinameca, se apropió de armas y caballos. 
– ¡El pueblo unido jamás será vencido! –.
Alejandro Casales, era el segundo general de la región caído en la revolución. 
Los pueblos simpatizaban con los rebeldes, servían de espías, y los proveyeron de guaridas. 
Los insurrectos merodeaba la llanura sur oriente de Morelos y la sierra de la mixteca baja poblana.  
Para sosegarlos, el gobierno envió destacamentos a aquellos parajes, hicieron numerosas exploraciones buscándolos. 
De una locomotora bajaron soldados, a reforzar la guarnición militar de la estación del tren construida en 1898.
– ¡A ellos, los sacaremos de  sus  madrigueras!–.
Al mismo tiempo, con el arrebol de la tarde, un insurgente venia por el sendero de Tetelilla preguntando por los guerrilleros.
–Soy embajador de Madero, quiero entrevistarme con Zapata–.
Al principio los zapatistas no creían que ese joven resoluto fuera enviado por Madero. 
Los revolucionarios corretearon a los rurales en Tlayca. Y a veces discutían por el mando del movimiento.
–Zapata es el jefe del maderismo en Morelos–.
Los rebeldes conspiraron su primer acto de sabotaje de grandes proporciones.
–Destruyamos el puente del muerto para que ya no lleguen más trenes con soldados–.
– El importante puente  del muerto une los estados de Puebla y Morelos.  Permite el  tráfico de trenes de Jojutla, Izúcar y Cuautla–.
– ¡También destruyamos los telégrafos para que la región siga incomunicada!–.
Al día siguiente, los periódicos informaron. 
– Los bandoleros destruyeron el puente del muerto, el tráfico de Jojutla a Puebla quedó interrumpido al sur de Axochiapan–.

La oligarquía terrateniente en sus fiestas criticaba el comportamiento irresoluto de las autoridades y exigía más mano dura. 
–¿Cuándo comenzará la campaña enérgica?–.
– Hay una campaña férrea, lo que pasa es que la región simpatiza con los bandoleros–.
– Ya se envió una cuadrilla de trabajadores para construir una fortaleza para resguardar el puente del tren–.

El gobierno federal construyó un fuerte militar en los límites Puebla–Morelos, al que la gente apodó: El castillo.  Era una guarnición sobre una colina adyacente al puente del tren. 

Insurrectos atacaron Jonacatepec e Izúcar. Cuando los federales recuperaban las plazas, se refugiaban en la llanura de la tlalnahuac o en la sierra de la mixteca baja poblana. 

Las haciendas de Tenango, santa Clara, san Ignacio eran vulnerables a ser atacadas e incendiados los cañaverales. 

En la sierra de Jolalpan, el 22 de abril, los guerrilleros guerrenses y morelenses, pactaron sus zonas de operación. 

–Ambrosio Figueroa, cuando las operaciones se verifiquen en Morelos, el jefe será  Zapata–.
–Coordinémonos para atacar Jojutla–.
Zapata desconfiaba. 
 (Mejor que digan aquí corrió que aquí  quedó) 
Los zapatistas atacaron Jonacatepec, desistieron de atacar a Jojutla porque temieron que Ambrosio Figueroa les tendiera una trampa. 
– Las noticias a nivel nacional indican el fin de Porfirio Díaz–.
– Es necesario ocupar una plaza importante si queremos ser tomados en cuenta–.
– ¡Ataquemos la ciudad de Cuautla!–.
Los rebeldes atacaron Cuautla y tres días después, Porfirio Díaz renunció y salió del país. 
–¡Todo era controlable hasta que se levantó el sur!–.
El trovador suriano cantaba 
Marzo, día veintinueve,
aquel once de la historia,
sostiene el primer combate
en Axochiapan; victoria.

Estos fueron los tres primeros meses de la insurrección zapatista.

©Óscar Cortés Palma
©Casa de Cultura Tecuanes Axochiapan. 
Dedicado a Albertito y a l@s niñ@s del mundo
oscarcortespalma@gmail.com 
facebook/OscarCortesPalma



martes, 5 de febrero de 2019

El puente del tren y los sabotajes zapatistas

El puente del tren y los sabotajes zapatistas

Por Óscar Cortés Palma


En la estación del tren, las pochtecas vendían con su chiquigüite, tacos de arroz con rajas y huevo. 

Después de asumir la jefatura de su grupo en Jolalpan[1]. Emiliano Zapata y los rebeldes se posicionaron en el sur oriente de Morelos. Deambulaban por las haciendas de Tenango y santa Clara, Axochiapan, Tetelilla, Tepexco, Tlayca, Jonacatepec, Chietla, Atencingo, Izucar de Matamoros[2], Jolalpan[3]. Destruyeron el Puente que une el sur de Morelos y Puebla, y pernoctaron en Tzicatlán[4].

El río del Amatzinac fue escenario de sabotajes zapatistas durante la revolución mexicana. Los zapatistas se armaron de una decena de combates y escaramuzas en el río del muerto[5], y en la barranca del pajarito, de 1912 a 1916[6].
El importante puente del muerto unía los estados de Puebla y Morelos fue dañado varias veces[7]. Fue reparado por las tropas del gobierno para reanudar el tráfico en la región y favorecer los movimientos militares[8]. Como mencionó el periódico, El Diario:

El tráfico de Jojutla a Puebla está interrumpido en Axochiapan, pues el único punto en donde la vía del tren interoceánico ha sufrido graves averías por los zapatistas, es a unos tres kilómetros al sur de la estación de Axochiapan, en donde quedó destruido el importante puente del muerto, desde hace muchas semanas. Para reconstruir este puente se necesitaría cuatros días si trabajan cuarenta hombres, pudiéndose hacerlo en menos tiempo si se emplean más brazos[9].


En el periódico El País, Antonio Dávalos Cortina criticaban el comportamiento irresoluto de las autoridades[10]:

"¿Cuándo comenzará la campaña enérgica? Todos nos preguntamos. [...] Desde hace tres días Emiliano Zapata se acercó al puente del muerto, donde hay una guarnición federal, y no hubo combate. Es tesis general que a los bandoleros se les guarda todo género de miramientos; y ciertamente no es ya la dulzura la que cabe emplear en las presentes circunstancias. Repetiré en esta ocasión la frase de lerdo de Tejada: "Ahora o nunca". Si el señor general Díaz pudo mantener a la nación en orden, fue debido a medidas muy enérgicas.

Había rebeldes en las cercanías de ese distrito, además del puente, quemaron la estación de tren en Chietla cerca de Atencingo[11]. En cuanto la estación del ferrocarril de Axochiapan logró reanudar su comunicación telegráfica, se solicitó a Cuautla un tren militar con soldados porque se libraba un fuerte combate en san Miguel Ixtlilco. Más al sur, el periódico El Diario informó[12]:

"Hace muchas semanas que los hombres del "tuerto" Morales ocupan la región de Axochiapan a Atencingo, quedando por tal motivo suspendido el tráfico del ferrocarril interoceánico entre aquellos lugares, pues los bandoleros cometen innumerables depredaciones y varias veces han arrancado los rieles de la extensión que abarca el famoso "puente del muerto" la estructura de más importancia del ferrocarril interoceánico y escena de innumerables asaltos a los trenes.

[...] los federales han enviado refuerzos para los destacamentos de aquellos parajes, los cuales han hecho numerosas exploraciones en busca del enemigo. [...] una de las columnas [...] topó con los zapatistas en gran fuerza, en dicho pueblo (san Miguel Ixtlilco), que es una de sus madrigueras más famosas y de suma importancia estratégica por su situación entre Axochiapan, Estado de Morelos y Tepalcingo (Atencingo), Estado de Puebla.
Los vecinos de las cercanas poblaciones de Teotlalco y Zicatlán (especialmente este último) son zapatistas y proporcionan toda clase de ayuda a los bandoleros.

Ante la situación, el general gobiernista Robles envió tropas delante de los obreros para despejar el camino, y restaurar el servicio de trenes. Había destacamentos de soldados resguardanto la línea férrea para asegurarla contra nuevos perjuicios. Y ocurrió un terrible combate en el puente[13] como mencionó el periódico El imparcial:

En ese lugar existía un puente que hace algunos meses destruyeron los zapatistas, y cuya reconstrucción no se había ordenado por temor de que fuera nuevamente destruido; pero en vista de que en estos momentos hay gestiones de paz cerca de los rebeldes, se creyó oportuna la reconstrucción del puente, y se dispuso que varios operarios acompañados de cien hombres los batallones 20o y 34o fuesen a emprender los trabajo.

Cuando las cuadrillas de reparación llegaron al punto indicado, vieron que más de mil jinetes estaban en ese sitio en actitud agresiva; pero ninguno de los federales hizo fuego pues llevaban instrucciones terminantes del Cuartel General de no disparar ni un sólo cartucho precisamente porque como he dicho antes hay actualmente arreglos de paz con los hombres de Zapata.

Pero los jinetes, que por lo visto no entienden de negociaciones, dispararon sobre los trabajadores y obligaron a los cien soldados a responder el fuego, trabándose un combate de cuatro horas que resultó con la muerte de ocho zapatistas y de un federal. Los rebeldes huyeron, dejando en el campo varios heridos.

Este encuentro impidió en lo absoluto las reparaciones proyectadas, y el Puente del Muerto ha quedado en el mismo estado de destrucción, por lo que el tráfico de Puebla a Matamoros sólo se hace hasta Atencingo.

El puente de Puebla y Morelos permanecía en una condición de ruinas. La brigadas de reparación se había asustado por las amenazas zapatistas para que no continuaran trabajando[14]. Cuando al fin fue reparado el puente[15], las columnas de la tropa federal del general Gaudencio de la Llave abordaron los trenes en Atencingo y marcharon en persecución de los zapatistas[16].

Fallaba la comunicación con Cuautla, no se comunicaban a tiempo, cuando llegaban al río ya habían escapado los guerrilleros. Una columna de ciento cincuenta federales, por sorpresa, alcanzó a 200 zapatistas en el puente, los derrotaron. Quedaron en el campo de combate quince zapatistas y dos federales fueron heridos de gravedad[17]. En tanto el general gobiernista Javier Rojas acampaba en Atencingo, de allí viajó a la ciudad de Puebla a presumir un fuerte contingente de tropas que ascendía a cerca de cuatro cientos hombres[18]. Parecía que el gobierno golpista de Victoriano Huerta apoyado por EUA ganaría, sin embargo al año siguiente perdió la guerra.


Conmemoración del Centésimo Aniversario Luctuoso de Zapata en Axochiapan’ (1919-2019)
Casa de Cultura Tecuanes organización civil 
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Texto: Óscar Cortés Palma