El fin del mundo y los tecuanes
Por Óscar Cortés Palma
En el pasado los tecuanes (jaguares, fieras) también
estuvieron vinculados con la destrucción del mundo. Por ejemplo cuando fue descubierto el comúnmente llamado
“Calendario Azteca” el 17 de diciembre de 1790. Uno de los estudiosos de la
época llamado Antonio de León y Gama, quien presenció dicho descubrimiento, escribió
un ensayo titulado: “Descripción
histórica y cronológica de las dos piedras que con ocasión del nuevo empedrado
que se está formando en la plaza principal de México, se hallaron en ella el
año de 1790”. En este ensayo se citó
una famosa leyenda mexica de la creación que dice así:
“Origen del sol según los mexicanos: El sol
murió cuatro veces y hubo cuatro soles siendo el quinto sol el que alumbra hoy
en día, el primer Sol duró 676 años al fin de los cuales fue destruida la
humanidad al faltarles las semillas y los alimentos, y también fueron devorados
por los tigres o TECUANES y otros animales feroces; tardó la destrucción
de este sol quince años”.
Otras variantes sobre esta leyenda agregan que esa
era se llamaba Nahui ocelotl (Cuatro
Jaguar) y que fue destruida por un ser mitológico llamado Tezcatlipoca
transformado en tekuan – nahual y por los tecuanes (jaguares).
Apoyados en esta cita de Antonio de León y Gama podemos
darnos cuenta que para los habitantes de la ciudad de México del año de 1790 la
palabra “tecuanes” no era ajena a su vocabulario puesto que definían con esta
palabra a los tigres, pero como en el continente americano no había tigres, lo
más probable es que se refirieran a los Jaguares.
Si comparamos la leyenda anterior sobre la creación
del mundo con otra leyenda que se cuenta actualmente en el pueblo de Zitlala que narra como un ser mitológico
llamado Tlaloc, durante un tiempo se
negó a dar las semillas y la lluvia a la
humanidad por haber olvidado el tonalpohualli
(conteo del tiempo). Observamos que ambas leyendas aunque están ubicadas a más
de doscientos kilómetros de distancia, una en la ciudad de México y otra en
Zitlala, se parecen. Ya que en ambas leyendas las semillas tienen mucha importancia
para la vida y también en ambas leyendas
el destino del a humanidad está fuertemente alterado por los jaguares-
nahuales.
Pero también, estas leyendas nos permiten darnos
cuenta de la importancia de los tecuanes-nahuales. En la primer leyenda los
nahuales – tecuanes devoraron a los humanos cuando fue destruido el mundo por
primera vez. En la segunda leyenda los tecuanes – nahuales arriesgan su vida para
que los humanos tengan lluvia y semillas para sembrar y alimentarse.
Otro ejemplo, sobre la creencia de los antiguos
pobladores en los tecuanes – nahuales es la historia de Martín Ocelotl (jaguar). Esta persona fue
juzgada por la inquisición en el año de 1537 acusada de hacer creer a los
nativos que era un nagual poderoso, es decir que era una persona sobrenatural con el poder de transformarse en jaguar,
puma y demás fieras feroces, predecir
lluvias, provocar sequías, entre otros conocimientos y poderes.
Las dos leyendas anteriormente citadas y el juicio a Martín
Ocelotl (jaguar) nos evidencian la
importancia que han tenido los tecuanes –nahuales en la cosmovisión de algunos pueblos nativos
de estas tierras. En donde los tecuanes (jaguares) no solo son los nahuales de
la lluvia, sino que también han sido poderosos aliados de seres mitológicos
para destruir o salvar a la humanidad y cómo
podemos notar, en los tres casos siempre están relacionadas las palabras:
tecuanes, nahuales, lluvias, Tlaloc,
Tezcatlipoca, creación y destrucción.
©Texto: Óscar Cortés Palma
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