martes, 11 de junio de 2019

El General Porfirista contra el Cura Zapatista


El General Porfirista contra el Cura Zapatista


Por Óscar Cortés Palma



A nivel nacional los militares perdían la guerra, el general Victoriano Huerta estableció una férrea dictadura militar mediante un golpe de estado apoyado por Estados Unidos, utilizó el terror y el miedo para atemorizar al pueblo rebelde. Enviaron al ejército a incendiar pueblos. El general Luis Cartón incendió Tepalcingo, el 13 julio de 1913. Se dirigió por los senderos de los cerros del sur iba incendiando pueblos de Morelos y Puebla.
El general Gaudencio González de la Llave acampó en la estación del ferrocarril de Axochiapan.
Las escaramuzas eran frecuentes al sur del rio Amatzinac: Axochiapan, Atencingo, Chietla, Huehuetlan, Quebrantadero, Tlancualpican, Teotlalco y Tzicatlan[1]. Un día, ardieron los sembradíos de caña de la hacienda de san Ignacio. El hacendado Luis García Pimentel se quejaba. En represalia, el general Gaudencio de la Llave se dirigió lleno de cólera a apresar al cura del pueblo que tenía fama de rebelde y de simpatizar con la justicia, sus misas estaban cargadas de compromiso social, por eso incomodaba al gobierno, que lo encarceló en al menos un par de ocasiones, una en 1912[2]:

El párroco Prisciliano Espíritu fue encarcelado otra vez al año siguiente, junto a veintiséis personas, el 18 de noviembre de 1913 acusado de ser cómplice de los zapatistas incendiadores de sembradíos de caña.
Debido a su compromiso con los pobres y a su rebeldía a pesar de sus encarcelamientos, el párroco Prisciliano fue removido al curato de Iztacalco, estado de México, como vicario auxiliar. Falleció durante la revolución en el año de 1915, enfermo, pobre y solo, víctima de la revolución[3].
El general Gaudencio de la llave, porfirista viejo, manipulaba y obligaba a los muchachos a enlistarse al ejército.
Muchos jóvenes no querían ir a la guerra, eran llevados a fuerza mediante la leva. En el campamento Fidel de la Llave, familiar del general Gaudencio de la Llave[4] estuvo involucrado en la misteriosa muerte del teniente Miguel Benítez lo que aumentó la desconfianza.
Y a veces no les pagaban a los soldados[5]. La tarde del miércoles 17 de diciembre de 1913, el general Gaudencio de la Llave se encontraba ausente cuando los soldados se amotinaron[6] y escaparon.
El general De la llave utilizó la estrategia del terror y el miedo, robaba e incendiaba casas. La gente preguntaba cuando venían los soldados:
– ¿Quién los dirige? –
–El general de la llave–.

Y la gente huía despavorida al cerro o se escondían porque si no las fusilaban, además las mujeres se tiznaban la cara y se disfrazaban con ropajes viejos y feos, se ocultaban en los petates, cuexcomates, pozos de agua. El general Gaudencio González de la Llave infundía terror y miedo, y ni siquiera así pudo contener la rebeldía.
Sólo consiguió odio y desprecio en la región, el gentío se quejaba mucho de él.

Tildada su campaña militar de mediocre y de insciplinar a los pocos soldados que tenía, pues casi todos se habían sublevado y desertado, al general de la Llave se le retiró el mando y sus restantes fuerzas fueron refundidas en otras corporaciones.
De la Llave ya no fue útil al gobierno federal ni estatal. Los altos mandos militares lo enviaron lejos, a Aguascalientes y Jalisco, a un forzado descanso como jefe de remplazo.
La gente estaba unida y organizada en rondas, no quería más miseria, era imposible detener la rueda de la historia, la exigencia de paz, justicia y repartición de la riqueza. En 1914, se volvió a rebelar la aldea, para entonces todo el valle del Amatzinac estaba en llamas, todas las villas eran rebeldes. Los zapatistas habían ganado, por ahora… En el año de 1915 tomaron el poder. Se sucedieron cuatro presidentes municipales en un año por el reacomodo de las fuerzas políticas.


Texto: Óscar Cortés Palma
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[1] 26 de diciembre de 1913, TheMexicanHerald.
[2] AGN: Secretaría de Justicia/ Exp. 247/ Foja 15
[3] La existencia del párroco Prisciliano estaba documentada en el Archivo General de la Nación, en el Archivo de matrimonios, bautismos y defunciones de la parroquia san Pablo Apóstol, lo vió Octavio Paz Solórzano, padre del poeta Octavio Paz.
[4] El País. 26 octubre de 1913,
[5] Lunes 16 de septiembre 1913El diario.
[6] El Diario. Sábado 20 de diciembre e del 1913.

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