El
jaguar en la danza mesoamericana
Por Óscar Cortés Palma
El
jaguar era considerado por los pueblos mesoamericanos como el más feroz y bravo
de todos los animales.
“El
tigre anda y vive en las sierras y entre las peñas y riscos, y también en el
agua. Es noble, y dicen es príncipe y
señor de los otros animales. Y es avisado y recatado, y regálase como el
gato, y no consiente trabajo alguno. Y tiene asco de ver cosas sucias y
hediondas, y tiénese en mucho. Es bajo y corpulento, y tiene la cola larga, y
las manos son gruesas y anchas, y tiene el pescuezo grueso. Tiene la cabeza
grande; las orejas son pequeñas; el hocico, grueso, carnoso y corto, y de color
prieto; y la nariz tiene grasienta; y tiene la cara ancha y los ojos
relucientes como brasa; los colmillos son grandes y gruesos: los dientes
menudos, chicos y agudos; las muelas anchas de encima; y la boca muy ancha. Y
tiene uñas largas y agudas. Tiene pescuños en los brazos y en las piernas, y
tiene el pecho blanco; tiene el lomo lezne. Y como crece se va manchando, y
crécenle las uñas, y agarra; crécenle los dientes y las muelas y los colmillos.
Y regaña y muerde y arranca con los dientes, y corta. Gruñe, y brama sonando
como trompeta es de muy larga vista; al
ver un cazador no huye, sino
hipa y con su hipo le desmaya; éste le lanza
la primera flecha y el tigre la toma con su mano y la hace pedazos con los
dientes, no pueden lanzársele más de cuatro saetas. Da un salto como volando, mata al cazador, lo come, Si el tigre
destruye la primera saeta, se le engaña poniendo en la segunda una hoja para
herirlo. Muere sin cerrar los ojos, parece vivo”.[1]
El siglo XVI fray
Diego Durán mencionaba que los pobladores nativos se disfrazaban en sus danzas
de aves, tigres, cazadores, perros y salvajes, estos mismos disfraces se
utilizan en la danza del Tecuan tipo Coatetelco.
" Bailaban
los antiguos mexicanos con la solemnidad y fiesta; vistiéndose unas veces como águilas, otras como tigres y leones, otras, como soldados,
otras como huastecos, otras como cazadores, otras veces como salvajes y como monos y perros y otros mil disfraces”.[2]
EL dominico inglés Thomas Gage, quien presenció muchos ritos indígenas en Guatemala por el año de 1630, mencionaba:
“Tienen otra
danza muy usual, que es una especie de caza
de un animal feroz que ofrecen al
santo. Antiguamente, en la época de su infidelidad, era sacrificado a sus dioses. Esta danza tiene gran variedad de
tonadas, con un pequeño tepanabaz y con muchos carapachos de tortuga, o en su
lugar ollas cubiertas de cuero las cuales tocan como el tepanabaz al sonido de
las flautas. En esta danza usan de mucho griterío y ruido y llamadas unos a otros, y el diálogo es como el de una obra dramática:
unos tratan de un asunto y otros de la fiera que andan cazando. Los danzantes
visten de animales con cueros pintados de leones,
tigres, lobos y en la cabeza llevan tocados que representan la cabeza de
dichos animales. Y otros traen cabezas pintadas de águilas o aves de rapiña y en las manos cargan
garrotes, picas, espadas y hachas con las que amenazan matar a la fiera que cazan”.[3]
[1] Bernardino de Sahagún, (1999). Historia General de las cosas de la Nueva
España. "Colección sepan cuantos...". Editorial Porrúa. México,
D.F.
[2]
Fray Diego Durán, Historia de las Indias
de Nueva España e Islas de la Tierra Firme. Ed. A. M. Garibay. 2 vols., México, Editorial
Porrúa, 1967.
[3] Thomas Gage, The English American: A New Survey 01 the West lndies, 1648. London. George
Routledge and Sons. 1946.
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