Axochiapan, en donde Emiliano
Zapata inicia la revolución.
Por Óscar Cortés Palma
En medio de la Feria del Segundo Viernes de
Cuaresma en Cuautla, un grupo de personas que habían llegado de Villa de Ayala,
platicaba animosamente. Nadie sospechaba que conversaran más allá de lo que
suelen platicar los amigos, pero en sí, se traían algo más entre manos, uno de ellos mencionó:
-Ya tengo el nombramiento,
es hora de que empecemos la Revolución-
Posteriormente, se despidieron y se alejaron,
confundiéndose entre la multitud de gente que había en la feria, pero al día
siguiente se volvieron a reunir en Villa de Ayala, pero ahora no iban
acompañados de más parientes y amigos.
-¡Hoy es el día no hay marcha atrás!-
Efectivamente, al anochecer, estos misteriosos
sujetos desarmaron a la policía de la Ciudad de Ayala, y citaron a un mitin en
la plaza del pueblo, allí uno de los oradores leyó el Plan de San Luis que
convocaba a levantarse en armas, desconociendo al dictador Porfirio Díaz.
Sesenta personas de los asistentes decidieron
unirse a los insurrectos y junto con ellos partieron hacia un poblado cercano
llamado San Rafael de Zaragoza, en donde los estaba esperando Catarino Perdomo
y más aliados.
De allí los campesinos insurrectos continuaron
su camino, marchando siempre hacia el sur, animados por Pablo Torres Burgos,
quien era el líder visible del grupo, pasaron por las Serranías de Huautla
hasta internarse en lo profundo de la sierra, en donde establecieron su
campamento, y allí esperaron, una semana, escondidos a que llegaran más
refuerzos a sumarse a su guerrilla .
Después de una semana de estar escondidos en la
sierra del sur de Huautla, entre los límites de los estados de Morelos y
Puebla, los campesinos insurrectos decidieron actuar. Pablo Torres Burgos al
mando de sus guerrilleros que ya se habían incrementado a cerca de 150
personas, se dirigieron a San Pablo Hidalgo, poblado cercano a Tlaltizapan.
Allí en la casa de un ranchero llamado José Rodríguez, se reunieron el día
lunes 20 de marzo de 1911, en esa reunión acuerdan atacar la ciudad de Jojutla
y también se suman más campesinos a la causa.
Después de esa reunión Rafael Merino y Emiliano
Zapata, al mando de dos partidas guerrilleras realizaron maniobras distractoras, Rafael Merino por la región de Jonacatepec y Emiliano
Zapata por la región de Jolalpan, era parte del plan, mientras estos distraían
a las fuerzas federales Torres Burgos y Gabriel Tepepa se prepararon para caer
sobre Jojutla, antes pasaron por Tlaquiltenango,
poblado distante a solo 3 kilómetros de su objetivo, allí no hubo resistencia,
y el poblado fue tomado sin utilizar una sola bala, era el día 23 de marzo de
1911 .
La toma de Tlaquiltenango intimidó al
gobernador del estado de Morelos, que había llegado un día antes en auxilio de
la ciudad de Jojutla con un pequeño ejército de rurales, había menospreciado a
los insurrectos y después recapacitó, viendo sus disminuidas fuerzas, decidió retirarse
para refugiarse en Cuernavaca.
Mientras tanto los revolucionarios asaltaron la
Ciudad de Jojutla, que se encontraba completamente indefensa. Al no haber enemigo
que perseguir las fuerzas de Gabriel Tepepa, robaron las tiendas. Pablo Torres
Burgos, quien era el comandante en Jefe del movimiento, no estuvo de acuerdo así
que malhumorado le dijo a Gabriel Tepepa que pusiera en orden a su gente.
Después llegaron Zapata y Merino, y en
presencia de ellos y de los demás, Pablo Torres Burgos renunció al mando del
movimiento y se fue enojado porque no
estaba de acuerdo con el desorden y la anarquía.
Los demás observaban como Pablo Torres Burgos se alejaba.
Después de esto los campesinos insurrectos se
internaron en las serranías poblanas que se encuentran al sur del estado de
Morelos. Asaltaron los poblados que allí se encontraban, Huachinantla, Mitepec,
Jolalpan, Tlaucingo, Teotlalco hasta llegar a Axochiapan, Morelos.
Al llegar a cada pueblo, su comportamiento de
los revolucionarios era el mismo, buscando armas, caballos, invitaban a la
gente a que se fueran con ellos, en estos poblados tan alejados y tan pobres,
tan poco poblados, no hubo combates porque no había a quien combatir, no había
destacamentos militares en la zona, solo había campesinos, que poco se
diferenciaban de los campesinos insurrectos.
Otra
cosa que hacían los rebeldes en esos pueblos, era que solicitaban préstamos
para la causa a las personas ricas delos pueblos, también alteraban los
Archivos y modificaban los documentos que les parecían oprobiosos, también
destruyeron los telégrafos, para que
nadie comunicará sus movimientos y el gobierno no supiera donde estaban y que
hacían.
Los lugareños simpatizaban con la revolución en
Jolalpan, por eso cuando llegaron los rebeldes, repicaron las campanas de la
iglesia, tronaron cohetones, los recibieron
con música de viento, y gritaban vivas. Al notar esto los revolucionarios
decidieron establecer su campamento allí en Jolalapan, era un buen lugar porque
aparte estaba rodeado de cerros que les brindaba protección.
Y allí eligieron a Emiliano Zapata como general
de su improvisado ejército. Firmaron el Acta de nombramiento de Emiliano Zapata
como general, catorce coroneles revolucionarios: Rafael Merino, Próculo
Capistrán, Margarito Martínez, Catarino Perdomo, Jesús Morales, Francisco
Mendoza, Gabriel Tepepa, Catalino Vergara, Juan Sánchez, Amador Acevedo,
Emigdio Marmolejo, Jesús Jáuregui, y Maurilio Mejía.
Pablo Torres Burgos había muerto, así que Emiliano
Zapata ya era el nuevo jefe con aproximadamente 200 guerrilleros a su mando, ya
que en Jolalpan se había unido Franco Pliego con más adeptos, en Huachinantla
se había unido Amador Acevedo con dos decenas de partidarios, en Tlaucingo se
unió Miguel Cortés con más reclutas.
En sí, en cada pueblo que pasaban se les unían
partidarios, después continuaron para Axochiapan, poblado del estado de
Morelos, allí también los recibieron como libertadores.
Allí se encontraba, Octavio Paz Solórzano,
padre de Octavio Paz, el poeta, y se dio cuenta de que Zapata platicó con el
Presidente Municipal y después con el cura del pueblo llamado Prisciliano
Espíritu, quien era un cura revolucionario que le regaló un caballo a Zapata,
lo aconsejó y le dio su bendición.
Después Zapata
se retiró con sus guerrilleros, pero no se fueron todos, se quedaron un
pequeño grupo de revolucionarios comandados por Alejandro Casales, quien
provenía de Chietla y era acusado de haber fusilado al Secretario y Presidente
Municipal de Tilapa, Puebla.
Así que, cuando los federales entraron a
Axochiapan rápidamente lo capturaron, e inmediatamente después lo ahorcaron en
un árbol de Mesquite y después lo quemaron.
La noticia pronto llegó a oídos de Zapata,
quien se encontraba merodeando en las cercanías. Hasta ese momento Zapata no
había participado en ningún combate, pues no es segura su participación en la
toma de Jojutla porque lo habían enviado a realizar maniobras distractoras en
los alrededores de Jolalpan a Axochiapan, pero en el caso de que si haya
participado en esa batalla, participó como subalterno ya que el general en Jefe
era Pablo Torres Burgos.
Es por eso que esta es la primer batalla de Emiliano
Zapata, él la planeó, la organizó y la ejecutó. El 29 de marzo de 1911, en la
Estación del Ferrocarril de Axochiapan, combatieron los guerrilleros comandados
por Emiliano Zapata que ya sumaban algunos cientos de personas, contra los
soldados de 18o. Regimiento al mando del Coronel Javier Rojas, finalmente los
soldados se replegaron y huyeron, pero en las prisas de su huida, iban dejqando
armas y municiones que reforzaron los
pertrechos revolucionarios.
Ese mismo día, Gabriel
Tepepa atacaba la Hacienda de Chinameca, y se apropió de armamento y caballos,
pero Gabriel Tepepa murió en las siguientes semanas, como también murió Rafael
Merino, que sumadas a las muertes de los otros jefes revolucionarios Pablo Torres Burgos y Alejandro Casales,
dejaron a Emiliano Zapata como líder indiscutible del movimiento revolucionario
que se estaba gestando en Morelos. Es por eso que se puede decir que el General
Emiliano Zapata inició su revolución en la Estación del Ferrocarril de
Axochiapan, Morelos puesto que allí fue su primer batalla, ya con el grado de
general, el soleado día del 29 de marzo de 1911.
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