miércoles, 4 de febrero de 2015

El cura zapatista de Axochiapan

El cura zapatista de Axochiapan
Por Óscar Cortés Palma
   
En Axochiapan, durante la revolución mexicana,  existió un Cura llamado Prisciliano Espíritu, quien durante la revolución mexicana ayudó al ejército zapatista durante los primeros años  de la revolución, he aquí una anécdota de su historia en Axochiapan:



Ya designado Emiliano Zapata como General en Jolalpan, Puebla, el 25 de marzo de 1911, los revolucionarios, ahora llamados zapatistas, caminaron iluminados por  la luz que irradiaba la luna. Venían por el camino de Jolalpan, pasaron por Tlaucingo, continuaron para Teotlalco, al llegar a cada poblado buscaban armamento: escopetas, machetes,  caballos, y también buscaban  partidarios de su causa.

Después, de unas horas de camino, los zapatistas  llegaron a Axochiapan, era la noche del 25 de marzo de 1911. En este poblado, Axochiapan, Morelos, según las fuentes,  todos eran partidarios de la revolución mexicana que empezaba a gestarse. Por eso muchos axochiapenses les dieron un buen recibimiento a los revolucionarios que comandaba Emiliano Zapata.

Según las fuentes de la época, las campanas de la iglesia repicaron, los cohetones tronaron en el oscuro cielo, puesto que ya era de noche, la banda de música repetía melodías alegres y todo estaba cubierto de alegría.

-¡VIVA LA REVOLUCIÓN!- gritaba la gente -¡VIVA!-.

Los revolucionarios llegaron al centro del pueblo de Axochiapan, allí los recibió el Presidente Municipal. Emiliano Zapata y el presidente municipal de Axochiapan estuvieron platicando un rato, hasta que los interrumpió un niño.

-Señor general, me mandó el señor cura porque quiere verlo por favor-.

-¿Y para qué me quiere el señor cura?-.

-No sé, nada más eso me dijo que le dijera-.

-Está bien, ahorita voy-.




Al terminar de platicar con el presidente municipal.  Emiliano Zapata fue a visitar  al Cura de Axochiapan, quien lo esperaba en la entrada de la Parroquia de San Pablo Apóstol, allí el cura lo recibió cordialmente y le dijo.

-Señor general, el motivo por lo que lo llamé es para decirle que yo simpatizo con su causa,  con la revolución. Yo simpatizo con la revolución porque he visto los sufrimientos de los humildes, de los pobres, de los desposeídos, porque veo que hay una clase gobernante autoritaria, ambiciosa, sanguinaria y rapaz; que no busca el interés de México o de los mexicanos. Esa clase gobernante que vive con lujos es muy reducida y a base de manipulación y engaños mantiene empobrecida e ignorante a la población mexicana. Esto no puede seguir así, por eso estoy a favor de la revolución porque libertar a los pobres es una obra humanitaria, digna del mayor  enaltecimiento, y  triunfará porque esta revolución  es sacrosanta-.

Emiliano Zapata estaba emocionado por escuchar estas palabras de apoyo a la causa revolucionaria. Y  le respondió al Cura de Axochiapan:


-Yo he leído algo de historia, señor Cura, estoy de acuerdo con usted. Sé que toda esta tierra de México era de nuestros antepasados, pero ahora unas ambiciosas familias de hacendados se han apoderado de todo. Y mientras ellos, que no son más que unos parásitos, con comportamientos de los más obscenos  viven en los lujos más exagerados, nosotros vivimos al día, andamos sufriendo por comer, por vestir, por curarnos Por eso ahora nos hemos levantado en armas, porque queremos recuperar nuestras tierras, porque las necesitamos para sembrar los alimentos para poder vivir honradamente-.

Posteriormente el Cura de Axochiapan invitó a Emiliano Zapata a que pasara al corral de la parroquia, en donde le mostró un buen caballo retinto. Y enseguida continuó diciéndole:

-Señor General, quiero contribuir a la causa, por eso le obsequio a  usted este caballo, que no dudo que le servirá bien para sus campañas en contra de este gobierno monopólico, corrupto y envidioso-.
Al observar el caballo Emiliano Zapata estaba sorprendido, pues no se esperaba encontrar un Cura tan revolucionario en un poblado como Axochiapan. Le agradeció el apoyo y continuaron conversando hasta ya bien entrada la noche. Por eso  es muy probable que el Cura de Axochiapan haya influido con sus ideas en el General Emiliano Zapata.

Después se despidieron, y a la mañana siguiente, cuando apenas estaba clareando el  Sol, los zapatistas levantaron su campamento de  Axochiapan y se retiraron hacia los cerros del sur. El General Emiliano Zapata iba montando el soberbio caballo retinto que le regaló el cura de Axochiapan.




Y así pasaron los años de la revolución, hasta que el 18 de noviembre de 1913, fue apresado el Cura Prisciliano Espíritu  junto a otras 26 personas por las fuerzas gobiernistas. Al Cura Prisciliano Espíritu y a los demás apresados los acusaron de ser cómplices de una partida de revolucionarios zapatistas que habían incendiado, días antes,  los cañaverales de la Hacienda de San Ignacio,  en el municipio de Axochiapan, Morelos.

Por esta razón,  el Cura Prisciliano Espíritu fue juzgado y aunque fue liberado, fue removido del Curato de Axochiapan y transferido al curato de Iztacalco, en el estado de México, en donde murió en completa soledad y pobreza en el año de 1915, siendo una víctima más de la violencia en aquellos tiempos tormentosos de la revolución.


 © Texto Óscar Cortés Palma .   Facebook: https://www.facebook.com/danzadelostecuanes

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