Epidemia de cocoliztli del pueblo
Por Óscar Cortés Palma
Ya subido en un púlpito de
madera fray Juan de Alameda habló en nahuatl al pueblo de Ayoxochiapan:
- Hermanos, existe un dios muy
poderoso, omnipresente y sabio que los invita a seguir el camino del bien y amor
al prójimo para construir el reino de dios en la tierra, un reino en donde
todos tengamos que comer y no nada mas unos cuantos acumulen la riqueza-.
Fray Juan de Alameda continuó
diciendo:
-Hermanos los conmino a ser
subditos del rey de España, a cambio él se compromete a respetar su autonomía y
tierras. Es un rey muy bondadoso que aunque vive muy lejos los quiere mucho -.
A continuación, fray Juan de Alameda
bautizó a Xochiacatotol y Nezahualcoyotzin gobernantes del pueblo y les cambió
de nombre, ahora se llamaban Sebastian Tellez y Miguel Cortés.
Eran los primeros españoles que
pisaban Axochiapan un lluvioso domingo
de julio de 1542, era un día fresco y notaron que era un lugar con mucha agua y
entre los achololes los pobladores sembraban algodón, frijol, chía, amaranto y
maíz. De estas plantas y otras más se componían sus utensilios, vestimenta y
alimentos diarios.
Después del sermón del fraile, comenzó
a llover como nunca, por lo que los presentes tuvieron que refugiarse en la
casa de Sebastían Tellez Xochiacatotol (palabra náhuatl que significa ¿ave de
plumas de caña?).
Allí la reunión prosiguió:
Miguel Cortés Nezahualcoyotzin hablaba en náhuatl mientras el intérprete lo
traducía:
-Queremos, los líderes del pueblo montar
caballos, usar espadas, dagas y ropa española. A cambio aceptamos pagar los tributos que antes
pagabamos al tlatoani de México – Tenochtitlán y apoyaremos con el coatequitl[1] (trabajo gratuito
comunal para obras de beneficio para todos), que antes dabamos a Mexico –
Tenochtitlán para construir parroquias y apoyarlos en otras cosntrucciones -.
A continuación habló Sebastían
Tellez Xochiacatotol:
-Queremos que sepan que pertenecemos
a esta tierra, aquí están enterrados nuestros muertos. Que todos somos una sóla
familia, el viento, la tierra, el agua- Y que .cuando pisen esta tierra y beban
esta agua lo hagan con reverencia, recuerden que es sagrada-.
A lo que fray Juan de Alameda
contestó:
-Claro que esos permisos serán
otorgados, por lo mientras pasaremos a firmar estos manuscritos en donde se
manifiesta que estas tierras son propiedad del pueblo, y que ningún español o
ningún otro pueblo se las quitará nunca jamás-.
Ya terminada la reunión y como
no dejaba de llover, en medio de la llovizna, fray Juan de Alameda, su intérprete
y demás comitiva se subieron a sus caballos y se retiraron.
Cual jinetes del apocalipsis a
su paso dejaron una estela de destrucción, un año despúes (en 1543) la
población se empezó a murir a montones en estas tierras y en todos lados. Los
pobladores no podían curar las epidemias de viruela, varicela, sarampión, peste
y otras enfermedades extrañas traídas de Europa, Africa y Asia.
A este conjunto de epidemias
nuevas. Las llamaron cocoliztli (enfermedad, mal), de seis partes de indios
murieron cinco, la enfermedad era tan aguda que en una familia entera no
quedaba ninguna persona, era necesario que acudieran a curar a los enfermos los
pocos españoles que había.
Los frailes agustinos creyeron
que tanta mortandad se debía. Una a que
Dios quizo castigar a los españoles por su ociosidad, soberbia y malos tratos
hacia los indios. Porque faltándoles indios ya no tenía a quien explotar.
“La
segunda, y principal razón, es que quiso pagarle Dios a los indios la prontitud
con que cautivaron sus entendimientos a la fe; quiso coronar su voluntad
sencilla. Temióse del tiempo (…) les había de envejecer y que habían de
reverdecer en ellos antiguas costumbres, y al fin conoció que los había de
depravar el tiempo, y por esto los arrebato la muerte[2].”
Cuando volvieron a pasar los
españoles por aquí solo hayaron casas vacias. Por tal motivo, el rey de España
ordenó congregar a los últimos sobrevivientes entre los años 1600 y 1612. Por
aquí cerca se congregaron a la población que quedaba en: Tlaquiltenango,
Amacuzac (1604), Chiautla y Tlancualpican
(1607), y Ayoxochiapan (1606).
Los españoles les asignaron
casas vacías o terrenos contiguos para que edificaran sus propias casas y
estuvieran juntos. Y se les asignaron en la circunferencia de los pueblos
terrenos para sus sembradíos.
Muchos estuvieron en desacuerdo y
escaparon a las serranías o huyeron a otros pueblos. Otros en cambio, regresaron a sus antiguos lugares
de origen.
En estas tierras, los
sobrevivientes de los pueblos de Tetehuamac, Atlacahualoya; y los barrios de
Telixtac (Tecpan, Hueycala, y Cuautlalpan fueron contgregados en Ayoxochiapan
Y como ya no había habitantes, uno
a uno fueron llegando empresarios agrícolas y ganaderos españoles e instalaron ranchos. Estos ranchos empezaron a ancharse, revolucinaron el paisaje.Montes
y campos se poblaron de vacas, caballos, cerdos, chivos y gallinas.
El valle se tapizó de sembradíos
de caña de azúcar de la mejor calidad. El azúcar de la región fue un éxito
comercial mundial. Por lo que se crearon más y más ranchos, trapiches y
haciendas productoras de caña de azúcar y aguardiente. En la década de 1720 's,
emergieron la hacienda de San Ignacio; el trapiche de Coayuca; el rancho de
Tlalayo-Alchichica; el rancho de san Miguel Ixtlilco y el rancho de caballos del
Quebrantadero.
Como en todo, unas haciendas
eran más prosperas que las otras y
compraban a su competencia como por
ejemplo el dueño de la hacienda de Tenango compró a su similar de Atotonilco y
quedó sin competidores en la región.
Para esa época, el pueblo de Tetehuamac llevaba más de cien años desaparecido y sus antiguos terrenos iban siendo ocupados
por el pueblo de Ayoxxochiapan
Joseé Antonio Salvidegoitia, dueños de la hacienda de
Tenango no dejaba de mirar los antiuos terrenos de Tetehuamac. Ante esto, el pueblo de Ayoxcohiapan empezó a prepararse
para la lucha.
[1] Brigida
Vont Mentz, Pueblos de Indios mulatos y mestizos
[2]
Juan de Grijalva, O.S.A., Crónica de la orden de Nuestro Padre San Agustín en
las provincias de la Nueva España. En cuatro edades desde el año de 1533 hasta
el de 1592.(México: Porrúa, 1985)
© Texto: Óscar Cortés Palma
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s. mapas, fotos y guiones de la danza-drama de los tecuanes.
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