El derribo de las mojoneras y la independencia. 1811
Por Óscar Cortés Palma
El
hacendado español José Antonio Zalvidegoitia presentó unos documentos en el
juzgado:
-Aquí
se menciona que en el año de 1589 el Virrey le donó las tierras de Tetehuama a la familia Rebolledo que nos las heredó. En este otro manuscrito, se menciona que la
familia Rodríguez me vendió el rancho Tlalayo por donde estaban las ruinas del
desaparecido pueblo de Alchichica[1] -.
El
abogado del pueblo de Axochiapan respondió:
-Esos
documentos son falso, no es posible que
se haga una donación en perjuicio de otro, ya que en 1589 todavía estaba el
pueblo de Tetehuama. De la misma manera las tierras al oriente, se las adueñó Diego
Rodríguez de manera ilícita en la década de 1720-.
José
Antonio de Zalvidegoitia advirtió:
-Mira
abogado, si meten sus ganados a las tierras de la hacienda se los mato, si
queman, talan los montes o cultivan las
tierras de la hacienda los voy a azotar-.
El
hacendado colocó mojoneras rodeando el pueblo, unas al oriente y otras al poniente. El hambre del ganado obligó
a los pobladores de Ayoxochiapan a romper la cerca para que se metieran sus
animales a comer el pasto, y volvieron a cultivar las extensas tierras en litigio.
El
hacendado estaba furioso, ordenó a sus trabajadores que arrearan los ganados de
la hacienda a las siembras, destruyéndolas. Y azotaron a los indios que
defendían sus milpas de los bueyes de la hacienda.
Cinco
décadas después, en1811, eso aún no estaba olvidado. La indignación recorría los
pueblos que recordaban cómo les quitó sus tierras José Antonio Salvidegoitia.
Por
eso, cuando llegó la avanzada insurgente del capitán Joaquín Camacho, originario de Jantetelco, los vecinos derribaron
de nuevo las mojoneras y las cercas. Asaltaron las caballerizas y saquearon los
sembradíos de la hacienda.
Mientras
Morelos y los líderes insurgentes estaban luchando por la independencia, y
crear un nuevo país, una comunidad imaginada[2].
La
gente de los pueblos, en cambio se quedó cerca de sus terruños, odiaban al
propietario de la hacienda de Tenango. No obstante, estaban pensando en un horizonte
político más limitado, estaban luchando para defender sus comunidades de la
hacienda[3].
El
insurgente José María Morelos se acercó a Axochiapan, llegó primero a Chilapa,
continuó para Tlapa, en donde se le unió el presbítero Mariano Antonio Tapia, cura
de Chiautla. La población en su honor se llama ahora Chiautla de Tapia.
El
hacendado Mateo Musito Zalvidegoitia, comandante realista y amigo personal del
virrey, junto con otros seis desgraciados españoles, fueron decapitados en
Chiautla. De nada les sirvió a Mateo Musito Zalvidegoitia, ser pariente del antiguo
dueño de la hacienda de Tenango, y que ofreciera cincuenta mil pesos para que
lo dejaran vivir.
Vicente
Guerrero con una avanzada insurgente encerró a los curas de Jolalpan y Teotlalco por ser
contrarios a la independencia.
El
18 de diciembre de 1811 una avanzada insurgente llegó a Atlacahualoya, en ese
entonces allí se encontraba la parroquia,
iban a caballo, pisando los sepulcros, en aquella época allí se
enterraba a la gente.
Era el
capitán Joaquín Camacho, originario de Jantetelco, con 20 hombres a caballo, atolondrando al mundo con algazara y
gritando.
-¡Viva
el general Morelos, Viva la independencia!
Bajaron
de sus caballos, rodearon al cura mientras otros estaban colocados como
centinelas, el capitán Camacho externó:
-Padre,
traemos la orden de llevarlo con el coronel Bravo-
El
presbítero Miguel González de Aller y Soto respondió:
-Estoy
enfermo muchachos, tengo calentura, miren lo poco que valgo, ya estoy viejo-
En
la madrugada, bajo la luz de la luna, el cura del pueblo, montando a caballo
fue conducido en medio de la turba armada al pueblo de Coayuca.
Allí
lo recibió el coronel insurgente Leonardo Bravo. Ambos se conocían desde tiempo
antes, cuando el presbítero Miguel de Aller y Soto fue cura de Chilpancingo y
Leonardo Bravo era hacendado de allí mismo. Ahora los tiempos habían cambiado,
Leonardo Bravo andaba de insurgente exhortado y peleando contra el gobierno. Aun
así lo recibió con suavidad y cortesía, le dijo[4]:
-Padre,
únase a nuestra causa. Sé que usted está molesto con las haciendas que le
cobran diezmos hasta a las huertas parroquiales-.
-No
puedo muchacho, creo que hay otros caminos, hay que llegar a un acuerdo para
lograr la independencia sin violencia-.
-Padre
recuerde los favores que le hice cuando
estaba en Chilpancingo -.
Después
de esto el padre montó su caballo y fue conducido de nuevo por el capitán Joaquín Camacho a la parroquia de Atlacahualoya, Al llegar, el pueblo se había
amotinado, las campanas de la iglesia repicaban, una turba de personas armadas
con machetes, palos y piedras había tomado el control y se habían apropiado de
las tierras en litigio con la hacienda de Tenango destruyendo las cercas y
mojoneras.
Cuando
el cura Miguel Aller y Soto comprendió que los pueblos de Axochiapan y
Atlacahualoya eran como toros bravos. Imploró a sus superiores eclesiásticos que
le permitieran abandonar esta parroquia e irse a la ciudad de México en busca
de refugio.
La
carta decía[5]:
“Vi la ingratitud de mis feligreses en la alegre y festiva
demostración de risas y palabras, acciones y expresiones chocantes e incesantes
[…]supe a ciencia fija las repetidas calumnias con que mis pueblos,
Atlacahualoya y Axochiapa, pretendieron mi prisión y separación de mi
beneficio, especialmente Atlacahualoya, que solicitó se le diera licencia para
degollarme por ser europeo y lo mismo a mi familia […] siendo así que a
excepción de muy pocos […] TODOS HAN SIDO NOTORIAMENTE TRAIDORES, y que
voluntariamente se presentaron a Morelos con armas y caballos, aun hallándose
todavía en Chilapa.
El
presbítero Miguel González de Aller y Soto fue párroco de la región de Tenango, Axochiapan y
Atlacahualoya,
En
esa época la población hablaba náhuatl mixto con español. El naguañol, algo
parecido al spanglish que hablan hoy los chicanos en Estados Unidos.
De Jantetelco,
Atlacahualoya, Axochiapan, Coayuca, Quebrantadero y Tepalcingo salieron grupos unidos
y organizados siguiendo a los insurgentes a Izúcar, entre ellos iba el cura de
Jantetelco Mariano Matamoros. Dos meses después se llevaría a cabo el sitio de
Cuautla.
Con
la independencia, los pueblos de la
vecindad no recuperaron sus tierras por lo que el conflicto desembocó en la revolución
mexicana de 1910. Cuando el pueblo unido y organizado destruyó las haciendas
después de siglos de explotación.
© Texto: Óscar Cortés Palma
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[1] El
nuevo Alchichica emergió después de las revolución mexicana por migrantes de
Lagunillas.
[2] Benedict
Anderson, Comunidades imaginadas: reflexiones sobre el origen y la difusión del
nacionalismo,
FCE, México, 1993.
[3] Entrevista
a Erick van Young en
http://www.bicentenario.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=433
25/05/ 2010.
[4] AGN/ Inst. Coloniales/ Indiferente Virreinal/
Operaciones de Guerra Caja 4872 / Exp. 008/ 4 Fojas Año 1813
[5] AGN/ Inst. Coloniales/ Indiferente Virreinal/
Operaciones de Guerra Caja 4872 / Exp. 008/ 4 Fojas Año 1813
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