Tecuanes
Imágenes: Natalia Polancoc
Texto: Óscar Cortés Palma
Cuentan que antes habían
animales de uña en la región que bajaban a comerse a los animales de los
pobladores, a pesar de esto la comunidad lograba cazarlos o ahuyentarlos.
No obstante, en una ocasión vino
un animal de uña a quienes los pobladores no podían cazar ni ahuyentar. Ese
animal bajaba a comerse guajolotes, venados,
y a los mismos pobladores. Lo conocían como el Tecuane (feroz, bestial, terrorífico)
Los pobladores intentaron por
todos los medios cazarlo pero no pudieron. Entonces acudieron con el señor del
monte conocido como Uetskilistle (risueño). Esta era una persona ermitaña,
habitante de la sierra con capacidad de
transformarse en animales, entre ellos en tecuane, ya sea para hacer el
bien o para hacer el mal.
El Uetskilistle les cobró
muchísimo dinero porque era una tarea difícil de realizar pero tampoco pudo
lograrlo. Al verse frustrado comprendió que no podría lograrlo solo, necesitaba
la ayuda de toda la comarca.
En una asamblea, los incitó a organizarse para atrapar al
tecuane juntos, muchas personas no
estuvieron de acuerdo, no obstante la mayoría aceptó. Trazaron un plan y organizados se distribuyeron
las tareas, se disfrazaron: unos se vistieron de piedras y otros de árboles.
Otras más se disfrazaron de
animales domésticos para servir de anzuelo al tekuani. Otras se disfrazaron de
lobos, tigres, leones y tecuanes. Otras se encargaron de los alimentos, de
confeccionar los disfraces, del espionaje y del envío de mensajes y señales.
Luego se distribuyeron
por la comarca, se colocaron en el
centro y otros se ubicaron alrededor de estos. Se dedicaron
a velar todas las noches, esperando la entrada del feroz felino, cuando lo
vieron lo rodearon y aunque la fiera intentó escapar y casi lo logra, confundido
por la organizada emboscada, y por la multitud que lo acechaba, terminó con sus
fuerzas y lo atraparon.
Del gusto, los pobladores hicieron
una fiesta, representando la hazaña lograda. En esos días de fiesta bailaron al
son de los tambores y las flautas de carrizo. Hoy, se sigue celebrando este
acontecimiento bailando disfrazados y actuando la caza de un nagual jaguar, pues
según se cuenta este era el poderoso ser
mitológico cazado por sus ancestros.
Los tecuanes nos enseñan, entre
carcajadas y sobresaltos: si los habitantes de una comarca se reúnen, planean y
organizan pueden defenderse de los poderosos.
Imágenes: Natalia Polancoc
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