Sátiras, parodias y burlas del hacendado
Por Óscar Cortés Palma
El
azúcar era un negocio redituable. La familia García Izcalbaceta tenía extensos
plantíos de caña, ganado, potreros y ranchos. En estos últimos levantaron sus
jacales los artesanos, vaqueros
y rancheros que pagaban renta anual por el uso de la tierra al
hacendado.
En la época latifundista, en la cúspide de la
sociedad estaba el terrateniente, después el mayordomo, los capataces, los
peones (mozos y gañanes), los medieros. En la parte baja estaban los jornaleros
agrícolas.
Al
revisar la historia, se aprecian dos grandes litigios de tierras entre
Axochiapan y Atlacahualoya contra el hacendado de Tenango. El primer litigio
abarcó todo el siglo XVIII y ocasionó la
pérdida de los campos occidentales del pueblo. Cien años antes de este litigio
desapareció san Andrés Tetehuama, se mudaron y fundaron Xalpatlahuac, en el
estado de Guerrero.
El
segundo litigio también abarcó casi todo el siglo XVIII y tuvo como
consecuencia la pérdida de los campos orientales del pueblo. Por donde se localizaban
la aldea abandonada de Alchichica (el viejo) y la enorme parroquia abandonada de Tzompahuacan,
construida en el siglo XVI. Esta parroquia es enorme comparada con la población
radicada allí.
Para entonces
las epidemias, hambrunas y sobreexplotación casi habían extinguido a los
habitantes. Así lo demuestran los censos de la época. La población disminuyó
hasta casi desaparecer en esa época de la historia. Los habitantes del valle
cálido fueron incapaces de conservar sus tierras,
El
hacendado Joaquín García Icazbalceta controlaba la región pero no era tan malo,
hacía favores a la muchedumbre para tranquilizarla. Apoyó la construcción de la
parroquia de Quebrantadero en 1885 prestaba
toros para las fiestas y a diferencia de los demás, le gustaba leer y escribir
libros.
Durante
un tiempo, los cañaverales de esta comarca fueron los productores de la mejor
azúcar del mundo. Otros países del mundo productores de azúcar fueron: Haití,
Cuba y Brasil.
Aparte
de la caña, en las ferias parroquianas germinan los tradicionales mariachis,
chinas poblanas, obras de teatros de Mariano Matamoros de Jantetelco, Mientras se extingueN otras costumbres
populares como los moros y cristianos otrora muy populares[1].
En enero de 1910 el
valle cálido era un cañaveral. La
familia de hacendados García Pimentel venia por el sendero cabalgando viendo los
campos repletos de cañales. Iban a la
feria del santo patrono a oír la misa del párroco Prisciliano.
En el
atrio parroquial, observaban a una muchedumbre carcajeándose con las parodias que
los caricaturizaban, como los tecuanes, vaqueros y chinelos. No le dieron
importancia a esas sátiras, sólo eran burlas ridículas, nada más, parecía no
haber novedad, no obstante, el mundo
conocido hasta entonces estaba próximo a su fin.
Texto: Óscar Cortés Palma
Correo: cami17_4@hotmail.com; oscarcortespalma@gmail.com
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