lunes, 18 de septiembre de 2017

Marionetas gigantes de tortugas y mojigangas

Marionetas gigantes de tortugas y mojigangas
Por Óscar Cortés Palma

Había una vez, una tortuga que estaba enamorada de una garza que siempre bajaba a Tochatlaco (barranca de los conejos) por agua.



Esta garza se llamaba Mojiganga. Mojiganga también estaba enamorada de la tortuga. Ambos le pidieron a los dioses ayuda. Y estos los convirtieron en marionetas gigantes. Otra prueba más de que los propósitos de los dioses son incomprensible al ser humano.

Entonces una niña vio las marionetas y gritó:
-¡Mira papá unos muñecos gigantes!-.
-Si hija, ¿quién sabe de quién serán?-

Esperaron, y llegaron más personas. Uno de ellos dijo:
-Hay que llevarlas al jacalón, están muy bonitas, aquí se pueden estropear con la lluvia-.
Entonces, ya las traían por la calle del panadero, al pasar por una tienda, un músico les preguntó:

-¿Por qué andan cargando esos monigotes? Se ven pesados-.

-Las llevamos al jacalón porque va a llover y se van a estropear y están muy bonitas-.
Entonces, para aligerar su camino, la música de banda empezó a tocar y los que iban cargando los títeres gigantes comenzaron a bailar. Se arremolinaron unos mirones y se armó el mitote.
A partir de aquella fecha, cada año se escenifican tortugas rodeadas de mojigangas. Este cuento me lo contó Camilo Cortés por allá en la época en que no había televisores.

Todos estos bailes, el de la tortuga y el de las mojigangas se acompañan con la banda de música conocida como banda chilatera o banda de chile frito porque los músicos se alimentan de eso en las fiestas.

Las tortugas  y mojigangas van jugando con el público al mismo tiempo que acompañan la procesión o desfile. Con las mojigangas se consiente hacer crítica social,  parodiar a personas que detentan el poder político, económico o personajes de moda y como no siempre se puede copiar la imagen del representado, se le agregan carteles para completar la idea central.

 Estas marionetas gigantes recorren las principales calles de la población bailando,  siempre seguidos por muchos niños y adultos.

Las mojigangas y tortugas bailan con mucha alegría y juego en pueblos localizados desde Axochiapan, Morelos; hasta doscientos kilómetros hacia el sur, en Huamuxtitlán, Petaquillas, El limón, e Islaltepec, Guerrero.


Los migrantes de Huamuxtitlán en Meriden, Connecticut, Estados Unidos también bailan la tortuga y la mojiganga.  

Como desenlace, la palabra mojiganga alude a: una obra teatral breve, cómica, en la que participan figuras chuscas y extravagantes. Hoy, gran número de mojigangas, son hombres disfrazados de  mujeres pícaras, burlonas y chistosas, estas desinhibiciones están permitidas porque son días de fiesta.

En Axochiapan se escenifica durante las fiestas patrias. En la casa de Zósimo Aragón, por la década de 1940 's, se elaboraban las primeras tortugas y mojigangas con armazón de carrizo y alambre cubierto con tela, por esta razón no pesan tanto. 

Cada tortuga es cargada por una persona que simula estar montada sobre ella pero en realidad la va cargando. La tortuga tiene un mecanismo que hace que saque su cabeza y abran su hocico, con el que amagan morder a los niños y personas que se acercan  a divertirse.




© Texto: Óscar Cortés Palma 
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