Marionetas gigantes de tortugas y mojigangas
Por Óscar Cortés Palma
Había una vez, una tortuga
que estaba enamorada de una garza que siempre bajaba a Tochatlaco (barranca de
los conejos) por agua.
Esta garza se llamaba Mojiganga. Mojiganga también estaba enamorada de la tortuga. Ambos le pidieron a los dioses ayuda. Y estos los convirtieron en marionetas gigantes. Otra prueba más de que los propósitos de los dioses son incomprensible al ser humano.
Esta garza se llamaba Mojiganga. Mojiganga también estaba enamorada de la tortuga. Ambos le pidieron a los dioses ayuda. Y estos los convirtieron en marionetas gigantes. Otra prueba más de que los propósitos de los dioses son incomprensible al ser humano.
-¡Mira papá unos muñecos
gigantes!-.
-Si hija, ¿quién sabe de quién
serán?-
Esperaron, y
llegaron más personas. Uno de ellos dijo:
-Hay que llevarlas al jacalón,
están muy bonitas, aquí se pueden estropear con la lluvia-.
-¿Por qué andan cargando esos
monigotes? Se ven pesados-.
-Las llevamos al jacalón
porque va a llover y se van a estropear y están muy bonitas-.
Entonces, para aligerar su
camino, la música de banda empezó a tocar y los que iban cargando los títeres gigantes
comenzaron a bailar. Se arremolinaron unos mirones y se armó el mitote.
A partir de aquella fecha, cada
año se escenifican tortugas rodeadas de mojigangas. Este cuento me lo contó
Camilo Cortés por allá en la época en que no había televisores.
Todos estos bailes, el de la
tortuga y el de las mojigangas se acompañan con la banda de música conocida como
banda chilatera o banda de chile frito porque los músicos se alimentan de eso
en las fiestas.
Las tortugas y mojigangas van jugando con el público al
mismo tiempo que acompañan la procesión o desfile. Con las mojigangas se consiente
hacer crítica social, parodiar a
personas que detentan el poder político, económico o personajes de moda y como
no siempre se puede copiar la imagen del representado, se le agregan carteles
para completar la idea central.
Estas marionetas gigantes recorren las
principales calles de la población bailando,
siempre seguidos por muchos niños y adultos.
Las mojigangas y tortugas bailan con mucha alegría y juego en pueblos localizados desde Axochiapan,
Morelos; hasta doscientos kilómetros hacia el sur, en Huamuxtitlán,
Petaquillas, El limón, e Islaltepec, Guerrero.
Los migrantes de
Huamuxtitlán en Meriden, Connecticut, Estados Unidos también bailan la tortuga
y la mojiganga.
Como desenlace, la palabra mojiganga
alude a: una obra teatral breve, cómica, en la que participan figuras chuscas y
extravagantes. Hoy, gran número de mojigangas, son hombres disfrazados de mujeres pícaras, burlonas y chistosas, estas
desinhibiciones están permitidas porque son días de fiesta.
En Axochiapan se escenifica durante las fiestas patrias. En la casa de Zósimo Aragón,
por la década de 1940 's, se elaboraban las primeras tortugas y mojigangas con
armazón de carrizo y alambre cubierto con tela, por esta razón no pesan tanto.
Cada tortuga es cargada por
una persona que simula estar montada sobre ella pero en realidad la va cargando.
La tortuga tiene un mecanismo que hace que saque su cabeza y abran su hocico,
con el que amagan morder a los niños y personas que se acercan a divertirse.
© Texto: Óscar Cortés Palma
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