Los muchachos no querían ir a la guerra
Por Óscar Cortés Palma
Cuando está desesperado el estado utiliza el terror y el miedo. Ya consumado el golpe de
estado apoyado por Estados Unidos. El general Victoriano Huerta estableció una férrea
dictadura militar.
Aun así, los militares iban perdiendo la guerra. Cambiaron de estrategia,
ahora usaron el terror para debilitar el espíritu de los pueblos que apoyaban a
la guerrilla.
Enviaron destacamentos de federales a incendiar
pueblos. El general Luis Cartón incendió el
pueblo de Tepalcingo, el 13 julio de 1913,
de allí, se dirigió por las sendas de los cerros del sur iba incendiando
pueblos que están entre los estados de Morelos y Puebla. Ese año comenzó a
llover como nunca.
Mientras tanto el general Gaudencio González de
la Llave estableció su campamento en la estación del ferrocarril de Axochiapan.
Se enteró que en los
potreros de Quebrantadero andaba una
guerrilla. Así que salió aprisa comandando
120 soldados federales, armados con rifles y dos ametralladoras, la mañana del
martes 21 de octubre de 1913.
En las caballerizas de Quebrantadero se
enfrentaron a guerrilleros ocultos en los tecorrales, mezquites y apancles que
huyeron en desbandada internándose en el monte.
Después, Gaudencio de la llave incendió el pueblo como represalia por apoyar a la
guerrilla. Las caballerizas, las cercas de chinamitl, las trojes o cuexcomates
llenos de maíz. Todo ardía con enormes llamaradas porque las casas de ese
entonces eran de zacate y las azoteas de vigas de madera, los cerco de carrizos eran de chinamitl.
Antonio Sánchez que había huido al monte contempló con tristeza a lo lejos como
se incendiaban sus pertenencias. Y trataban de proteger a las niñas y niños que lloraban desconsolados. En los potreros de
Quebrantadero cayeron abatidos 9 zapatistas, y otros 7 más quedaron heridos.
En la misa del pueblo, el padre Prisciliano animaba
a sus feligreses:
-Hermanos, solo unidos y organizados seremos
fuertes y respetados. No confíen en esos
políticos farsantes y seductores que quieren hacernos pelear a los unos contra
los otros-.
En
esa época, las escaramuzas eran frecuentes en la vecindad de Axochiapan, Atencingo,
Chietla, Huehuetlan, Quebrantadero, Tlancualpican, Teotlalco y Tzicatlan[1].. En una de estas se incendiaron los sembradíos de caña de la
hacienda de san Ignacio por lo que fueron apresadas 27 personas entre ellas el
cura Prisciliano Espíritu.
Aun así, los pueblos eran valientes e
inteligentes supieron mantenerse unidos y organizados.
Semanas después en la madrugada, bajaron de una locomotora 50 muchachos de
lugares lejanos, habían sido obligados, mediante la leva, a reforzar la guarnición militar
de la estación del ferrocarril.
Más la guerra es un lugar donde jóvenes que no
se conocen y no se odian se matan entre sí, por la decisión de viejos que se
conocen y se odian, pero no se matan[2].
En efecto,
el general Gaudencio de la llave, era un porfirista viejo, de 61 años de
edad que manipulaba y obligaba a los muchachos a matarse entre sí.
Los muchachos no querían ir a la guerra. Una
misteriosa muerte en el campamento, del teniente
Miguel Benítez por parte de Fidel de
la Llave, familiar del general Gaudencio
de la Llave[3] hizo crecer la
desconfianza. Sumado a esto, en una ocasión no les pagaron a los soldados[4].
Así que
el miércoles 17 de diciembre de 1913 por la tarde, aprovechando que el general
Gaudencio de la Llave se encontraba ausente, los jóvenes soldados ya no
soportaron más y se amotinaron [5].
El capitán Manuel Sánchez logró convencer a casi
todos los oficiales de la guarnición a desertar. Salieron, iban montados en bestias, bajo una luna grande y
llena de luz, iban a escaparse de la guerra.
En
la ciudad de México, el ministro de Guerra Aureliano Blanquet dijo muy
serio:
-Esta deserción tiene que ser castigada porque si
no va a ser un ejemplo para los demás soldados irregulares-.
Pasadas las 11 de la noche de ese mismo día, salió una columna de la división oriente de
Puebla siguiéndolos[6].
A la mañana siguiente, el grupo de desertores, que poco a poco se iban desperdigando en el camino hasta quedar tan sólo 32 encontró una avanzada de guerrilleros zapatistas a la que se unió.
Intentaron llegar a Cuautla, giraron y fueron a Atencingo, prosiguieron a Acatlán de Osorio, cerca de Tlaxcuapan
fueron masacrados por las fuerzas federales dando un total de 25 caídos y dos presos que se encontraron después,
cayeron 25, la gran mayoría huyó. En el lugar dejaron 23 caballos, dos mulas con
cofres, cinco mulas cargadas de parque: cuatro mil cartuchos, seis fusiles máuser y una ametralladora
de las que se apoderaron al rebelarse[7].
El coronel De la llave fue muy cruel, robaba e
incendiaba pueblos. Muchos viejos del Axochiapan cuentan que cuando se acercaban
destacamentos de federales al pueblo, la gente preguntaba:
-Ahí vienen los soldados-
-¿Quién los dirige?-
-El general de la llave-.
-¡Ya nos cayó el chagüiscle!-.
Entonces, la mayoría de los hombres huían al
cerro o se escondían porque si no los fusilaban, y las mujeres se tiznaban la
cara, se ensuciaban y se vestían con ropajes viejos tratando de verse feas, se
ocultaban en los petates, cuexcomates, pozos de agua. Los militares infundían
terror y miedo.
Por eso, el coronel Gaudencio González de la
Llave fue tan odiado en la región, la gente se quejaba mucho de él, por lo que
ya no fue útil para el
gobierno federal ni estatal. Así que los altos mandos militares lo enviaron
lejos, a Aguascalientes y Jalisco, como jefe de reemplazo.
En cambio, el coronel Luis G. Cartón, no tuvo tanta suerte porque los
zapatistas lo capturaron en Chilpancingo y lo juzgaron por incendiar pueblos y
asesinar pacíficos, siendo encontrado culpable el 24 de marzo de 1914 fue
fusilado.
El pueblo consciente estaba unido y organizado, no quería más
explotación, era imposible detener la exigencia de paz, justicia y repartición de la riqueza. En el año de 1914, se
volvió a rebelar el pueblo de Axochiapan, para esa época todos los pueblos se
habían rebelado. Los zapatistas habían ganado, por ahora….
Texto: Óscar Cortés Palma
Correo:cami17_4@hotmail.com; oscarcortespalma@gmail.com
Facebook.com/oscarcortespalma
Twitter: @oscarcortespalm
[1] The
Mexican Herald, 26 de diciembre de 1913
[2]Frase
de Erich Hartmann, fotógrafo estadounidense.
[3] El
país ,26 octubre de 1913.
[4] El
diario, lunes 16 de septiembre 1913.
[5] El
diario, sábado 20 de diciembre e
del 1913.
[6] El diario, viernes 19 de
diciembre 1913.
[7] El
País, miércoles 31 de diciembre de 1913.
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