Los primeros 20 días de la bola zapatista
En la Feria del Segundo
Viernes de Cuaresma de Cuautla, el 10 de marzo de 1911, había un grupo de conspiradores,
uno de ellos dijo:
-¡Mañana es el día!-.
Después, se perdieron entre la multitud.
Cuando empezaban a asomarse las estrellas de la noche
siguiente se reunieron en Villa de Ayala, iban acompañados de parientes y
amigos que desarmaron a la policía, e hicieron un mitin en la plaza del pueblo.
Leyeron el Plan de San Luis que convocaba a un
movimiento armado contra el dictador Porfirio Díaz. Es así como sesenta
personas se levantaron en armas y
partieron hacia san Rafael de Zaragoza, en donde se les unió Catarino
Perdomo y su palomilla.
De allí los guerrilleros continuaron[1]
por las sendas serranas del sur de Huautla[2] internándose
en lo profundo de las serranías, allí acamparon una semana, escondidos.
Esta avanzada guerrillera no era la única en la
región, había más guerrillas: Lucio Moreno en Tepoztlan y Yautepec, Gabriel
Tepepa en Tlaquiltenango, Ambrosio
Figueroa en Huitzuco; Isidro y Alejandro Casales en Tilapa y Chietla. Todos
ellos morirían los primeros meses.
Mientras tanto, la guerrilla de
Pablo Torres Burgos llevaba una semana acampada en los cerros localizados en
los límites entre los estados de Morelos y Puebla.
Hasta que salieron al rancho de san Pablo Hidalgo. Allí, se reunieron en la casa del ranchero José Rodríguez[3] el día lunes 20 de marzo de 1911. Y acordaron atacar la ciudad de Jojutla. Los presentes, entre ellos Francisco Mendoza Palma y Marcelino Rodríguez se sumaron a la bola campesina que ya sumaba 150 personas.
Hasta que salieron al rancho de san Pablo Hidalgo. Allí, se reunieron en la casa del ranchero José Rodríguez[3] el día lunes 20 de marzo de 1911. Y acordaron atacar la ciudad de Jojutla. Los presentes, entre ellos Francisco Mendoza Palma y Marcelino Rodríguez se sumaron a la bola campesina que ya sumaba 150 personas.
Después de la reunión, tres avanzadas
guerrilleras se movilizaron: Rafael Merino por Jonacatepec, Emiliano Zapata por
Jolalpan. Y Pablo Torres Burgos junto con Gabriel Tepepa por Tlaquiltenango en donde
el pueblo era partidario de la revolución, no hubo resistencia, el día 23 de
marzo de 1911.
Esto acobardó al gobernador del estado de Morelos
que había llegado un día antes a la ciudad de Jojutla, que dista sólo 3
kilómetros de Tlaquiltenango.
Había hecho promesas a los vecinos y les había dado
regalos y panes, para que lo apoyaran en la defensa de la ciudad, los vecinos
recibieron los panes no obstante no apoyaron al ejército.
El gobernador entonces, se retiró a la capital del
estado al ver sus disminuidas fuerzas y que el pueblo estaba a favor de la
revolución.
Al estar toda la población indignada con el gobierno,
la ciudad cayó con facilidad cuando los guerrilleros atacaron la ciudad de
Jojutla, la madrugada del viernes 24 de marzo de 1911.
La
mayoría de la población se unió, organizó y aisló a los explotadores como si
fueran el precipitar de un torrente que hace rodar y arrastra las piedras en su
curso.
No obstante, hubo desorden por parte de los guerrilleros
de Gabriel Tepepa que robaron tiendas de españoles y de aliados del gobierno.
Eso
no le gustó a Pablo Torres Burgos que malhumorado le dijo a Tepepa que pusiera
en orden a su gente. Zapata y Merino defendieron a Gabriel Tepepa.
-Es
una revolución profesor, el camino no está lleno de rosas si queremos un México
nuevo-.
- Enemigos de la patria profesor, son aquellos, los que tienen millones y amenazan
con guerra a nuestros pueblos -.
No pudieron convencerlo, Pablo Torres Burgos se
retiró mientras los demás observaban
como se alejaba.
Ese mismo día, 24 de marzo de 1911, en Rancho viejo,
Pablo Torres Burgos fue capturado y fusilado por los soldados porfiristas del
coronel Javier Rojas que seguía las huellas de los guerrilleros.
Los rebeldes iban huyendo y visitando ranchos serranos: Huachinantla, Mitepec, Jolalpan,
Tlaucingo, Teotlalco hasta llegar a Axochiapan, Morelos.
Al llegar a cada pueblo, su comportamiento era el
mismo, iban buscando partidarios, caballos, y armas. En estos poblados tan alejados, tan
pobres y tan poco poblados, no hubo combates porque no había a quien combatir. En
esta zona, solo había gentes empobrecidas que poco se diferenciaban de los guerrilleros
que solicitaban préstamos a las
personas ricas de los pueblos, alteraron los Archivos municipales. Destruyeron los
telégrafos para que nadie comunicara sus movimientos y el gobierno no supiera
donde estaban y que hacían.
Muchas mujeres y hombres se fueron a la “bola” como
se le conocía a esa guerrilla improvisada. Porque estaban indignadas con el
gobierno.
Los guerrilleros llegaron a Jolalpan, la noche del
24 de marzo de 1911. Allí repicaron las campanas de la iglesia, tronaron
cohetones, los recibieron con música de viento, y aclamaron vivas a la
revolución, por eso, los guerrilleros decidieron acampar allí, era un buen sitio
rodeado por cerros que les brindaban protección.
Allí eligieron a Emiliano Zapata como general, la
mañana del 25 de marzo de 1911. Firmaron el Acta, catorce coroneles
revolucionarios: Rafael Merino, Próculo Capistrán, Margarito Martínez, Catarino
Perdomo, Jesús Morales, Francisco Mendoza, Gabriel Tepepa, Catalino Vergara,
Juan Sánchez, Amador Acevedo, Emigdio Marmolejo, Jesús Jáuregui, y Maurilio
Mejía[4].
Pablo Torres Burgos había sido fusilado
un día antes, el 24 de marzo de 1911. En Jolalpan se unió Franco
Pliego, en Huachinantla se unió Amador Acevedo, en Tlaucingo se unió Miguel
Cortés.
En
sí, en cada pueblo que pasaban se les unía gente, hombres y mujeres, después
continuaron a Axochiapan, Morelos. Allí
los recibieron como libertadores, hasta el cura del pueblo apoyaba a los pobres.
En Axochiapan Octavio Paz Solórzano[5], padre del poeta Octavio Paz, vio que Zapata platicó con el presidente municipal
y después con el presbítero Prisciliano Espíritu, sacerdote revolucionario que
le regaló un caballo a los guerrilleros, los aconsejó y les dio su bendición.
Al día siguiente, los guerrilleros se retiraron.
Sólo se quedó una avanzada comandada por Alejandro Casales, quien provenía de
Chietla. En donde se había levantado en armas y era perseguido por el gobierno,
se decía que había fusilado al secretario y presidente municipal de Tilapa,
Puebla.
Así que, cuando los federales llegaron, ya iban siguiendo
a Alejandro Casales, a quien colgaron de un árbol de guamúchil y lo quemaron
cerca de la concurrida estación del ferrocarril[6].
La noticia de Alejandro Casales pronto llegó a oídos
guerrilleros, que merodeaban en las cercanías. Hasta ese momento Zapata no
había participado en un combate como general.
Es por eso que en la Estación del Ferrocarril de
Axochiapan, Morelos fue su primera batalla con el nombramiento de general, el
soleado día del 29 de marzo de 1911[7], contra los soldados de 18o. Regimiento del
coronel Javier Rojas que aún los venía siguiendo desde Jojutla[8].
Después de una balacera, los soldados federales acantonados
en la concurrida Estación del tren de Axochiapan, [9]temiendo una emboscada de los combatientes
guerrilleros que ya sumaban cientos de personas, se retiraron.
En
las prisas de su huida iban dejando armas y municiones que reforzaron los
pertrechos de la guerrilla.
Ese mismo día, Gabriel Tepepa atacó la hacienda de
Chinameca, se apropió de armas y caballos.
No obstante, Gabriel Tepepa fue fusilado en las
siguientes semanas, como también murió Rafael Merino, que sumadas a las muertes
de los otros jefes revolucionarios como Pablo Torres Burgos, Lucio Moreno y
Alejandro Casales, dejaron a Zapata como el líder sobreviviente de la incipiente guerrilla
que se estaba gestando en la región.
Texto: Óscar Cortés Palma
Correo:cami17_4@hotmail.com; oscarcortespalma@gmail.com
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