lunes, 30 de octubre de 2017

Nenúfar

Nenúfar


 Por Óscar Cortés Palma 



Axochiapan fue conocido antes como Ayoxochiapan[1]. Su escudo antiguo está en un códice y en la matrícula de tributos de México -Tenochtitlán. 
        
El nombre antiguo[2] significa: Río, laguna o arroyo de flores acuáticas parecidas a flores de calabaza. Esta planta es el nenúfar porque como el idioma náhuatl es aglutinante se crean nuevos significados con la unión de dos palabras, similar al idioma inglés. Un ejemplo son los  papaloquelites, en  idioma náhuatl significa: hierba de mariposa o flor voladora.

 No obstante, todos sabemos, los pápalos son hierbas comestibles. Del mismo modo, al unir Ayoxochitl con apan entendía los antiguos: nenúfares o flores acuáticas.


Unos creen, los antiguos se equivocaron y dibujaron el escudo incorrecto. No obstante en la época colonial se seguía conociendo a la población como Ayoxochiapan, otros argumentan, esto era porque los españoles no podían pronunciar el náhuatl y decían Ayoxochiapan.

Es más factible decir que la palabra Ayoxochiapan derivó en la actual, debido al olvido poco a poco del idioma nahua. La palabra Axochiapan comenzó a ser utilizada a principios del siglo XIX para entonces la mayoría de la gente ya no entendía el idioma náhuatl.

Y hay lugares con nombre en náhuatl de los cuales no estamos seguros de su significado y como se pronuncian.

Debido a la pronunciación cambiaron de nombre muchas poblaciones, por ejemplo: Cuauhnahuac se convirtió en Cuernavaca, Itzocan se convirtió en Izucar, tecuan en ticuan, etcétera. En la década de 1950 's, Eliseo Basilio Aragón Rebolledo diseñó el escudo actual.
Eliseo Aragón Rebolledo, nahuatlato axochiapense y  presidente de la Academia de Lengua Náhuatl del estado de Morelos[3], era un erudito, escribió dos libros uno sobre el significado de topónimos nahuas y otro sobre ferias morelenses. La familia Aragón de aquella época era acaudalada y estaba emparentada con los Aragón de Jonacatepec y Jantetelco.

Eliseo Basilio Aragón Rebolledo diseñó el escudo actual no nomás por nomás, se basó en sus conocimientos sobre lengua náhuatl y en la abundancia de nenúfares en la laguna.
Hoy, este escudo nos representa, no obstante, antes, en la época de México-Tenochtitlán y en la época colonial. La comunidad se conocía como Ayoxochiapan. Cambió como todo cambia en este mundo.

Como desenlace, ambos escudos, no se contraponen, tanto Ayoxochiapan como Axochiapan aluden a un tipo de flor acuática o nenúfar.

Texto: Óscar Cortés Palma 
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viernes, 27 de octubre de 2017

La epidemia de Tetehuamac

La epidemia de  Tetehuamac

 Por Óscar Cortés Palma 



En la época colonial, los aldeanos tributaban maíz y otros alimentos. El gobernante de la aldea[1] recaudaba el tributo para entregarlo a los tenientes, corregidores o alcaldes mayores hasta llegar al gobernador del estado.

Junto  con el tributo, los aldeanos cooperaban con servicios personales para los ricos, apoyaban la construcción de parroquias[2] y catedrales[3] y extraían plata de las minas de Huautla y Tlaucingo[4].

.
Antes de la década de  1640, desaparecieron Tetehuamac, Ayoxocuisco, Alchichica (el viejo), los barrios de Cuautlalpan, Hueycala, y Tecpan[6] ,  sus terrenos quedaron abandonados, desiertos de gente ma no de vida.

La hacienda de Tenango, el ingenio de Atotonilco[7] y Ayoxochiapan reclamaron como suyos los terrenos de los pueblos desaparecidos[8]. El hacendado presentó el testimonio de vecinos, dijeron:

1. Las tierras de la hacienda de san Nicolás Atotonilco por el sur y oriente, llegan a los parajes de Las Tinajas y Palo Amarillo.

2.- El rancho de Tetehuama limita al poniente con el arroyo de Tepalcingo y al oriente con el arroyo seco.

3.- El rancho de Tetehuamac pertenece a la hacienda de santa Ana, eso siempre han oído decir.
Los testigos fueron[9]:
Nombre
Edad
1.     Artemio Benítez
40 años
2.     Gregorio Ortiz
80 años
3.     Pedro Benítez
32 años
4.     Diego Sánchez
40 años
5.     Francisco Vergara
36 años
6.     Nicolás Aragón
60 años
7.     Juan de Alamilla
60 años
8.     Agustín de Aragón
63 años
9.     Bernardo de Aragón
60 años
10.  Juan de Rebolledo
60 años
11.  Sebastián de Rebolledo
63 años
12.  Diego Rodríguez
60 años
13.  Tomás Primo de Aguilar
60 años

En esa época, emergieron nuevas aldeas habitadas por migrantes. Nacieron las haciendas de: Tenango, santa Clara, san Ignacio (este último en la década de 1720 's), Atotonilco (antes de la década de 1690 's). En la década de 1720 's, emergieron el rancho de san José de los caballos del Quebrantadero y el rancho de Tlalayo – Alchichica[10].



 Las aldeas diezmadas por las enfermedades de Asia, Europa y África, perdieron sus tierras y se encontraron atrapados dentro de la hacienda[5].

El hacendado José Antonio Salvide y Goytia envió a Lázaro Pliego, Matías Pliego y Alex de Pliego, a reconocer las tierras de Tetehuamac. Le dijeron:

-Los pobladores de Ayoxochiapan tienen sus sembradíos allí-.

Al escucharlo, el hacendado disgustado, después de meditarlo un poco, colocó trancas para impedirles el paso.

En el año de 1761[11], Tirsa Aguilar España Quetzaltototl, abogada defensora de Ayoxochiapan, dijo con elocuencia:

-Solicitamos una averiguación sumaria de las tierras de Teteguama porque fueron del antiguo pueblo del mismo nombre y pertenecen a Ayoxochiapan, donde viven y han vivido los sobrevivientes de Tetehuamac desamparados por la peste-.

Y continuó diciendo:    
                                  
-Desde hace mucho tiempo posee nuestro pueblo las tierras de san Andrés Tetehuamac, poblado deshabitado por las pestes. Los pocos indios sobrevivientes de san Andrés se vinieron a vivir a nuestra aldea donde, para que tuvieran sitios y casas en qué vivir y labrar, fue preciso se quedase nuestro pueblo sin las tierras de su comunidad remplazándose éstas en Tetehuamac donde desde inmensal tiempo tenemos nuestras milpas y a unos apenas les quedó tierra para labrar su choza-.

Sobre el asunto, el hacendado José Antonio Salvide y Goytia, dijo en el año de 1778:

-No hay mérito que atribuya a Ayoxochiapan el área de Tetehuama. Pues no hay constancia de la supuesta agregación del año de 1606. Sus títulos carecen de fundamento. Pudo Tetehuama, o arruinarse del todo por la peste ó trasplantarse sus reliquias a otros pueblos de la circunferencia como son Telixtac, Atlacahualoya, o Teotlalco-.

El hacendado hizo un ademán y continuó hablando:
-Ayosochiapan disfruta de una considerable extensión de tierras. Las 600 varas de Tetehuama por cada punto cardinal. Se le ha apropiado, persuadiendo y haciendo creer que, en el año 1606, se unieron los sobrevivientes de la peste de Tetehuama. Desde luego me encargaría de dar respuesta a la idea de situar Tetehuamac en donde está asentado el rancho de san José de los caballos del Quebrantadero, si los títulos que presenta Tirsa Aguilar España Quetzaltototl, fueran dignos de aprecio pero son falsos[12]-.

Ganó el hacendado, así fue devorándose los ingenios y ranchos pequeños. Como el  ingenio de Atotonilco  y el rancho de san Miguel Ixtlilco en la década de 1730 's. O el rancho de Tlalayo – Alchichica comprado a Diego Rodríguez, en la década de 1760 's.

La hacienda fue devorándose poco a poco los campos de los habitantes[13], los aldeanos indignados eran desterrados y castigados con cien o doscientos azotes en la espalda.

José Antonio de Salvide Goytia, Sebastián Izcabalceta, y Nicolás Izcabalceta, sucesivos dueños de la hacienda de santa Ana, se encargaron de despojar de más tierras a los habitantes.

La época más violenta de la lucha por la tierra, fue de la década de 1710 hasta 1790[14].  Al finalizar el siglo XVIII, los empresarios agrícolas españoles eran propietarios de la mayor parte de la tierra desde Ocuituco hasta Axochiapan. Y controlaban las aguas del río Amatzinac.

A partir de ese momento la región quedó controlada por una sola familia de hacendados, la familia Izcabalceta, que mediante la alternancia de paternalismo y uso de violencia hacia los dominados, consolidó su poder sobre la comarca[15].

Los aldeanos dedicados a la siembra de temporal de maíz, frijol, calabaza, chile y jitomate reclamaron el derecho a vivir en paz ante la oposición de unas cuantas familias terratenientes poseedoras de grandes haciendas productoras de azúcar y aguardiente[16]. La venta de caña de azúcar les generaba jugosas ganancias. 

 Texto: Óscar Cortés Palma 
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jueves, 26 de octubre de 2017

El Coco. Historias reales de terror para este día de muertos.

El Coco. Historias reales de terror para este día de muertos.

Por Óscar Cortés Palma 


Desde un púlpito de madera, fray Juan de Alameda predicaba en náhuatl a los pobladores:

-Hermanos, existe un dios muy poderoso, omnipresente y sabio, los invita a seguir el camino del bien y amor al prójimo para construir el reino de dios en la tierra, un reino en donde todos tengamos comida y no nada más unos cuantos acumulen la riqueza-.

Fray Juan de Alameda hacía ademanes mientras hablaba con elocuencia:

-Hermanos nos comprometemos a respetar su autonomía y tierras. No por compasión sino por amor a nuestro Dios -.

A continuación, fray Juan de Alameda bautizó a los gobernantes de la aldea, Xochiacatotol y Nezahualcoyotzin, cambiándoles el nombre, ahora se llamaban Magdalena Sánchez y Miguel Cortés.

Eran los primeros españoles en pisar estas tierras, un lluvioso domingo de julio de 1542, era un día fresco y acuoso. Entre los achololes los pobladores sembraban algodón, frijol, chía, amaranto, calabaza y maíz. De estas plantas y otras más se componían sus utensilios, vestimenta  y  alimentos diarios.

Después del sermón del fraile, comenzó a llover  a cántaros, los presentes corrieron a refugiarse  de la lluvia en la casa de Magdalena Sánchez Xochiacatotol (ave de plumas de caña).

Allí prosiguieron la charla. Miguel Cortés Nezahualcoyotzin (gran coyote ayunador) hablaba en náhuatl mientras el intérprete lo traducía:

-Queremos, los líderes de la aldea montar a caballos, usar espadas, portar dagas y vestir  ropa española. A cambio les daremos el tributo que antes pagábamos a México –Tenochtitlán y los apoyaremos con el coatequitl (trabajo gratuito comunitario para obras de beneficio comunal) para construir parroquias y otras construcciones-.

A continuación habló Magdalena Sánchez Xochiacatotol:

--Nosotros pertenecemos a esta tierra, aquí están enterrados nuestros muertos. Somos una inconmensurable familia,  la tierra, el viento, el agua. Si pisan esta tierra y beben el agua de la barranca tochatlaco (barranca de los conejos),  no lo hagan como algo superfluo, ojalá y nunca lo olviden-.

Fray Juan de Alameda contestó:

-Siempre lo tendremos en la memoria, y  esos permisos solicitados, serán otorgados con prontitud, por lo mientras redactaremos los títulos, pues estas tierras son propiedad de Ayoxochiapan, y ningún español o ningún otro pueblo se las quitará nunca jamás-.

A terminar la reunión, en medio de la llovizna y la iridiscencia del arcoíris, fray Juan de Alameda, el intérprete y demás comitiva montaron los caballos y se retiraron.

Cual jinetes del apocalipsis a su paso dejaron una estela de destrucción, un año después (en 1543) la población se empezó a morir a montones en todos lados. Los pobladores no podían curarse de las epidemias de: cocoliztli, matlazahuatl, viruela, varicela, sarampión, peste y otras enfermedades extrañas traídas de Europa, África y Asia.

Estas epidemias causaron la muerte de más del 80% de los indios, las enfermedades eran tan agudas, pues en una familia entera no quedaba ninguna persona viva, por eso era necesario acudieran los pocos españoles radicados en las cercanías a atender a los enfermos.

A este conjunto de epidemias las conocieron como cocoliztli (enfermedad, mal), o matlazahuatl (red de granos). De allí proviene la frase “te va a llevar el coco” usada para espantar a los niños”. El cocoliztli se llevó a casi todos los habitantes de estas tierras.

Para los frailes agustinos tanta mortandad se debía a dos causas.   O Dios quiso castigar a los españoles por su ociosidad, soberbia y malos tratos hacia los indios. Porque faltándoles indios ya no tenían a quien explotar o:

“Quiso pagarle Dios a los indios la prontitud con que cautivaron sus entendimientos a la fe; quiso coronar su voluntad sencilla. Temiese del tiempo (…) les había de envejecer y que habían de reverdecer en ellos antiguas costumbres, y al fin conoció que los había de depravar el tiempo, y por esto los arrebató la muerte[1]”.

Cuando volvieron a pasar españoles por aquí solo hallaron caseríos vacíos. Por tal motivo, la  monarquía española ordenó congregar a los sobrevivientes, entre los años 1600 y 1612. Por aquí cerca se reubicaron a los sobrevivientes en: Tlaquiltenango, Amacuzac (1604), Chiautla  y Tlancualpican (1607), y Ayoxochiapan (1606).

Los sobrevivientes de las aldeas de Tetehuamac, Atlacahualoya; y los barrios de Telixtac (Tecpan, Hueycala, y Cuautlalpan fueron congregados en Ayoxochiapan. En donde se les asignaron casas vacías y en la circunferencia de las aldeas terrenos para sus sembradíos para que estuvieran juntos.

Muchas personas, en desacuerdo, escaparon a los cerros, huyeron o regresaron a sus lugares de origen. No obstante, en la aldea de Tetehuamac sólo quedaron los jacales vacíos, en donde se encontraban abandonados: huaraches, cacles, ayates, tepalcates y jícaras.

El viento giraba en la noche cantando con nostalgia y melancolía mientras tecolotes y murciélagos de grandes alas rozaban el suelo del caserío abandonado. Los campos se cubrieron de jehuite, huizaches y cempasúchiles, como si la naturaleza quisiera honrar a los caídos.

Después de estas epidemias, poco a poco fueron llegando empresarios agrícolas y ganaderos españoles a instalar ranchos. No obstante, no todo era éxito, la hacienda de Atotonilco padeció problemas económicos y se vendió a Francisco de Hurtasa, dueño de la hacienda de santa Ana.

Con esto, la hacienda de Tenango no tuvo ningún rival en la región. Abarcaba los ranchos de: Tlalayo-Alchichica,  Ixtlilco y Quebrantadero. Y las haciendas dependientes de: santa Clara Montefalco, Atotonilco y san Ignacio.

Para esa época, Tetehuamac llevaba más de cien años  abandonado y sus terrenos iban ocupándolos los pobladores de Ayoxochiapan

Eso no le gustó a José Antonio Salvidegoitia, nuevo dueño de la hacienda de Tenango. El hacendado deseaba los terrenos del desaparecido Tetehuamac. Ante estas circunstancias, los aldeanos de Ayoxochiapan comenzaron a prepararse para la lucha.



Texto: Óscar Cortés Palma 
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[1] Juan de Grijalva, O.S.A., Crónica de la orden de Nuestro Padre San Agustín en las provincias de la Nueva España. En cuatro edades desde el año de 1533 hasta el de 1592.(México: Porrúa, 1985)

domingo, 22 de octubre de 2017

La luminiscencia del cirio.

La luminiscencia del cirio.

Por Óscar Cortés Palma 

Es una tradición enraizada de los pueblerinos celebrar una gran fiesta comunitaria durante el mes de enero. Las calles oscuras se inundan de procesiones iluminadas con veintenas de cirios decorados.

A eso de la media noche, como si fueran fantasmas, mientras se escucha el repique de las campanas, las procesiones nocturnas van entrando a la parroquia.

Primero, va la alegría de la banda de música; los tambores y las chirimías, los danzantes llenos de vida dan pisotones al bailar, una fiesta de sombras errantes: chinelos, aztecas, vaqueros, contradanzas,  zopilotes y tecuanes danzan como espectros. 

Después, echan a caminar los que van cargando entre sus brazos cirios decorados encendidos sobre el negro fondo de la noche estrellada, formados en dos filas paralelas.

Atrás, rodeados de estandartes y mujeres con canastos con flores, camina la mayordoma con la imagen del santo entre sus brazos. En la sombra, ya si la luz de los cirios, se escuchan nostálgicos y melancólicos cantos y susurros:

-¡Ven con nosotros a caminar, santa María ven, ven con nosotros a caminar santa María ven!-

Más atrás, van sonriendo coheteros molenques mientras lanzan ruidosos cohetones al sombrío, callado y constelado cielo.  Todo esto se ve todas las noches inmensas  de Axochiapan del 8 al 26 de enero.

La estructura de esta fiesta comunitaria es:

1. Las veintiocho mayordomías
Leticia Cuahuixteco Tecomanteco ha sido mayordoma en dos ocasiones. Ella dice que costeó la elaboración de setenta cirios adornados para la procesión nocturna de su casa a la parroquia. A la mañana siguiente, ofreció una comida en su casa en donde llegaron cientos de personas.

Y también financió otros gastos menores como cohetones, quema de toritos pirotécnicos y le tocó cooperar para la quema de juegos pirotécnicos.
-Ser mayordoma implica un enorme gasto-. Dice ella, -Por eso cada año van cambiando-. Además las mayordomas reciben la ayuda de:

2. Las veintiocho hermandades    
Conocidas como representantes o dibutados, son grupos de personas que auxilian con trabajo físico voluntario y en ocasiones monetarios a la mayordoma en turno. Ayudan y asesoran desde un año antes a las que van a ser  mayordomas o mayordomos. Tía Beta Limontitla Tezoquipa ha sido dibutada de la hermandad del 21 de enero.

3. Los quince grupos cereros      
Elaboran cientos de cirios adornados para las ceritas nocturnas. Con alambres  y canastos de carrizo forrados con papel metálico y flores de cera de muchos colores. Un artesano cerero conocido es Donpancha Agalejos Basilio.

4. Las quince cuadrillas de tecuanes    
Van bailando y jugando como si fueran espectros noctámbulos en las ceritas, al ritmo de las melodías de la flauta de carrizo y el tambor. Cada cuadrilla de tecuanes está conformada en promedio por 40 personas de la misma colonia o barrio, aunque no siempre es así.

5. Otras danzas
A.    Dos grupos de Chinelos,
B.     Tres grupos de aztecas,
C.     Un grupo de zopilotes
D.    Un grupo de contradanzas,
E.     Dos grupos de vaqueros.
Cada grupo varía de 20 personas a 60 personas cada uno. Como son  dieciocho noches de ferias, es muy agotador. Por eso las danzas enfocan en bailar en el atrio de la parroquia las mañana de los días 24, 25 y 26 de enero.

6. Representaciones tradicionales  invitadas de otros pueblos cercanos.    

7. La parroquia
Toda esta feria no se explica sin la devoción católica. Las procesiones nocturnas después de andar de aquí para allá, bajo la noche estrellada, con astros que tiritan a lolejos, arriban a la parroquia de san Pablo, en donde el sacerdote les da la bienvenida. Y por esa noche, la parroquia resguarda los estandartes, la alcancía, las flores y los cirios escamados.

Al día siguiente después de la misa, bajo los rayos del sol del mediodía, salen en procesión un manojo de personas llevando los estandartes, cirios y demás objetos hasta llegar a la casa del que será el mayordomo  el próximo año.

8. El Ayuntamiento en turno
Apoya a los eventos artísticos; resguarda el orden y demás atribuciones que le competen.

9. Los comerciantes y los juegos mecánicos    

10. Sociedad civil organizada

Grupos de amigas y amigos organizan torneos deportivos, exposición de fotos, pinturas, música, danza, teatro y demás actividades artísticas. En conclusión, la feria del pueblo tiene una estructura popular comunitaria compuesta por: grupos que involucran miles de habitantes. 

 Texto: Óscar Cortés Palma 
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sábado, 21 de octubre de 2017

Ixtlilco y Quebrantadero continúan resguardando zapatistas

Ixtlilco y Quebrantadero continúan resguardando zapatistas

Por Óscar Cortés Palma 


El día 10 de abril los vecinos de la comunidad de Ixtlilco el Grande, reviven año tras año, la revolución mexicana mediante la escenificación de una batalla con la participación  de cientos de pobladores.

Unos personifican a los zapatistas y van montados en caballo. Otros representan a los soldados del ejército del gobierno y van vestidos con uniforme verde.

Ambos grupos desfilan por las calles acompañados por bandas de viento y cohetones. Casi todo el pueblo participa en esta escenificación que se actúa desde hace  60 años.

Esto se debe a que la población de Ixtlilco participó  en las filas de los zapatistas porque en este pueblo se estableció el cuartel permanente más importante de la región gracias a que está rodeado de cerros, cruzado por barrancas hondas y alejado de las vías de comunicación.

Y aquí acontecieron muchos combates. Desde este lugar, el general zapatista Francisco Mendoza Palma planificaba las acciones militares  junto a los demás generales de brigada y coroneles a su mando.

En Ixtlilco ocurrieron sucesos claves del movimiento zapatista como la aprehensión del general Jesús Morales, que quería convencer a los zapatistas de unirse al gobierno de Victoriano Huerta por lo que fue fusilado. Igual suerte corrieron los verdugos de Otilio Montaño.

Por eso, en la memoria de los pobladores quedó grabada la revolución mexicana que recuerdan año con año, el día 10 de abril, con un acto cívico-cultural  en el monumento a Zapata, una comilona.

Y en seguida, se escenifica, en el cerro, la batalla entre zapatistas y soldados. En ella participan cientos de personas y después de un rato de escuchar la pólvora, los vivas, y el cabalgar de los caballos, llega el ocaso y la escenificación termina.

Cerca de allí, hacia el sur, en el rancho de san José de los caballos de Quebrantadero se escenifica  por parte del grupo actoral comunitario de la revolución del sur de la comunidad obras de teatro que incluyen adelitas, zapatistas y caballos. Este grupo actoral ha filmado documentales y organiza cabalgatas.

Tanto el simulacro de Ixtlilco como el de Quebrantadero incluyen veintenas de combatientes, veintenas de caballos, pólvora, cohetones, y en ocasiones, un relator de las escenas observadas.

La gente de Ixtlilco recuerda que en su pueblo, enclavado en sierras y barrancas tenía su cuartel el Gral. Francisco Mendoza Palma, fuerte candidato a suceder a Zapata tras su muerte.

Además de Francisco Mendoza Palma hubo más zapatistas de apellidos "Palma” en la región.  Por ejemplo: José Palma Sánchez, el Gral., Joaquín Palma y José Palma Navarro estos dos últimos caídos en combate, el primero en 1918 y el segundo en 1915[1].

En la barranca del pajarito y en el rancho caballar del Quebrantadero, Morelos ocurrieron combates zapatistas por eso en ambos pueblos, Ixtlilco y Quebrantadero, perdura la memoria histórica que los alienta a continuar escenificando la vida de sus antepasados por medio de obras de teatro.

© Texto: Óscar Cortés Palma 
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