viernes, 5 de julio de 2019

☆Vestimenta de la mujer en la revolución mexicana ☆

Vestimenta de la mujer en la revolución mexicana
Por Óscar Cortés Palma


Las mujeres de la revolución mexicana y de la década de 1920’ vistieron vestidos hasta los tobillos y blusas hasta las muñecas; y los hombres con pantalón de manta blanca, gabán que usaban cuando hacía frio y huaraches de gallo.
En su cocina, las mujeres hacían tortillas con metates, metlapiles, comales, tlecuiles, y en los chiquigüites tenían chocolate, frijol, chía, maíz, amaranto. Tenían una tinaja de barro con agua, jarritos y jícaras de cuatecomate. Un canasto con flores.
Con planchas de fierro, calentadas en anafres, planchaban su ropa de algodón: enaguas, blusas de manga larga, rebozos, mantas, huipiles.  Dormían en petates
Unas mujeres vendían: memelas, tlaxcales, tacos, gorditas y quesadillas, como dice la canción de León Chávez Teixeiro, Se va la vida compañera: ‘Por todas partes había mujeres, todas compraban y se movían; cumplían aisladas con sus deberes, le recordaba a las hormigas. Sintió de pronto que eran amigas, sintió que todas eran amigas’.


Mujeres y hombres se fueron a la ‘bola’ como se le conocía al movimiento armado. Había mujeres en uno y otro bando, eran espías, agitadoras, conspiradoras, mensajeras, contrabandistas de armas, y soldadas. Cocinaban, lavaban ropa, cuidaban heridos y enfermos, también disparaban.

Había mujeres encabezando mujeres, lideresas. Las lideresas, e inclusive las mujeres pacíficas, sufrieron en la revolución. Seudo zapatistas y soldados abusaron de las mujeres, les robaron sus pertenencias a las señoras, sus tierras.

Las mujeres padecieron violaciones y abusos. Se cuenta que cuando venían los soldados, las que podían huían al cerro; las que no, se tiznaban la cara y se disfrazaban con ropajes viejos y feos, se ocultaban en los petates, cuexcomates, pozos de agua.

No todo era sufrimiento, en las bodas, se celebraba el huentle, las mujeres caminaban bailando en la aglomeración andante, iban por la calle cargando chiquigüites con pan de petate cubiertos con servilletas bordadas; chiquigüites con bolas de chocolate artesanal. Los chiquigüites adornados con moños colorados, blancos o rosas. La banda de viento tocaba melodías con alegría, el Xochipizahuatl (flor menudita), el jarabe del palomo. Visitaban a padrinos dadores de huentle (regalos), llegaban a la casa de la novia, la peinaban con el peinado por excelencia de las mujeres de la época, el chongo, por delante liso y por de tras el chongo.



Al día siguiente, unos cohetones anunciaban la boda religiosa en la parroquia. Había una veintena de mujeres con huipil guisando: tortillas con metates, metlapil, tlecuil y comales. Guisaban salsa y guacamole en los molcajetes. Comían: mole rojo de guajolote y gallina criolla con ajonjolí. Guisaban los alimentos en grandes cazuelas. 
Iban a la misa, en dónde el párroco les repetía que la mujer y el hombre no valen por sus posesiones, sino por lo que son.
Las enaguas eran faldones grandes que cubrían hasta casi llegar a los pies.  La mujeres acaudaladas vestían enagua fina, los normales eran de percal, se complementaba con una blusa de manga larga de algodón.
La tela percal era barata, la tela popelina era cara, había tela de manta de 40,60 y 80. La del 80 era la mas cara y más bonita. Adornaban su ropa con dobladillo, encajes de colores, y pasa listón. Hubo mujeres que continuaron vistiendo así hasta que fueron abuelitas.

Texto: Óscar Cortés Palma


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