martes, 5 de febrero de 2019

El puente del tren y los sabotajes zapatistas

El puente del tren y los sabotajes zapatistas

Por Óscar Cortés Palma


En la estación del tren, las pochtecas vendían con su chiquigüite, tacos de arroz con rajas y huevo. 

Después de asumir la jefatura de su grupo en Jolalpan[1]. Emiliano Zapata y los rebeldes se posicionaron en el sur oriente de Morelos. Deambulaban por las haciendas de Tenango y santa Clara, Axochiapan, Tetelilla, Tepexco, Tlayca, Jonacatepec, Chietla, Atencingo, Izucar de Matamoros[2], Jolalpan[3]. Destruyeron el Puente que une el sur de Morelos y Puebla, y pernoctaron en Tzicatlán[4].

El río del Amatzinac fue escenario de sabotajes zapatistas durante la revolución mexicana. Los zapatistas se armaron de una decena de combates y escaramuzas en el río del muerto[5], y en la barranca del pajarito, de 1912 a 1916[6].
El importante puente del muerto unía los estados de Puebla y Morelos fue dañado varias veces[7]. Fue reparado por las tropas del gobierno para reanudar el tráfico en la región y favorecer los movimientos militares[8]. Como mencionó el periódico, El Diario:

El tráfico de Jojutla a Puebla está interrumpido en Axochiapan, pues el único punto en donde la vía del tren interoceánico ha sufrido graves averías por los zapatistas, es a unos tres kilómetros al sur de la estación de Axochiapan, en donde quedó destruido el importante puente del muerto, desde hace muchas semanas. Para reconstruir este puente se necesitaría cuatros días si trabajan cuarenta hombres, pudiéndose hacerlo en menos tiempo si se emplean más brazos[9].


En el periódico El País, Antonio Dávalos Cortina criticaban el comportamiento irresoluto de las autoridades[10]:

"¿Cuándo comenzará la campaña enérgica? Todos nos preguntamos. [...] Desde hace tres días Emiliano Zapata se acercó al puente del muerto, donde hay una guarnición federal, y no hubo combate. Es tesis general que a los bandoleros se les guarda todo género de miramientos; y ciertamente no es ya la dulzura la que cabe emplear en las presentes circunstancias. Repetiré en esta ocasión la frase de lerdo de Tejada: "Ahora o nunca". Si el señor general Díaz pudo mantener a la nación en orden, fue debido a medidas muy enérgicas.

Había rebeldes en las cercanías de ese distrito, además del puente, quemaron la estación de tren en Chietla cerca de Atencingo[11]. En cuanto la estación del ferrocarril de Axochiapan logró reanudar su comunicación telegráfica, se solicitó a Cuautla un tren militar con soldados porque se libraba un fuerte combate en san Miguel Ixtlilco. Más al sur, el periódico El Diario informó[12]:

"Hace muchas semanas que los hombres del "tuerto" Morales ocupan la región de Axochiapan a Atencingo, quedando por tal motivo suspendido el tráfico del ferrocarril interoceánico entre aquellos lugares, pues los bandoleros cometen innumerables depredaciones y varias veces han arrancado los rieles de la extensión que abarca el famoso "puente del muerto" la estructura de más importancia del ferrocarril interoceánico y escena de innumerables asaltos a los trenes.

[...] los federales han enviado refuerzos para los destacamentos de aquellos parajes, los cuales han hecho numerosas exploraciones en busca del enemigo. [...] una de las columnas [...] topó con los zapatistas en gran fuerza, en dicho pueblo (san Miguel Ixtlilco), que es una de sus madrigueras más famosas y de suma importancia estratégica por su situación entre Axochiapan, Estado de Morelos y Tepalcingo (Atencingo), Estado de Puebla.
Los vecinos de las cercanas poblaciones de Teotlalco y Zicatlán (especialmente este último) son zapatistas y proporcionan toda clase de ayuda a los bandoleros.

Ante la situación, el general gobiernista Robles envió tropas delante de los obreros para despejar el camino, y restaurar el servicio de trenes. Había destacamentos de soldados resguardanto la línea férrea para asegurarla contra nuevos perjuicios. Y ocurrió un terrible combate en el puente[13] como mencionó el periódico El imparcial:

En ese lugar existía un puente que hace algunos meses destruyeron los zapatistas, y cuya reconstrucción no se había ordenado por temor de que fuera nuevamente destruido; pero en vista de que en estos momentos hay gestiones de paz cerca de los rebeldes, se creyó oportuna la reconstrucción del puente, y se dispuso que varios operarios acompañados de cien hombres los batallones 20o y 34o fuesen a emprender los trabajo.

Cuando las cuadrillas de reparación llegaron al punto indicado, vieron que más de mil jinetes estaban en ese sitio en actitud agresiva; pero ninguno de los federales hizo fuego pues llevaban instrucciones terminantes del Cuartel General de no disparar ni un sólo cartucho precisamente porque como he dicho antes hay actualmente arreglos de paz con los hombres de Zapata.

Pero los jinetes, que por lo visto no entienden de negociaciones, dispararon sobre los trabajadores y obligaron a los cien soldados a responder el fuego, trabándose un combate de cuatro horas que resultó con la muerte de ocho zapatistas y de un federal. Los rebeldes huyeron, dejando en el campo varios heridos.

Este encuentro impidió en lo absoluto las reparaciones proyectadas, y el Puente del Muerto ha quedado en el mismo estado de destrucción, por lo que el tráfico de Puebla a Matamoros sólo se hace hasta Atencingo.

El puente de Puebla y Morelos permanecía en una condición de ruinas. La brigadas de reparación se había asustado por las amenazas zapatistas para que no continuaran trabajando[14]. Cuando al fin fue reparado el puente[15], las columnas de la tropa federal del general Gaudencio de la Llave abordaron los trenes en Atencingo y marcharon en persecución de los zapatistas[16].

Fallaba la comunicación con Cuautla, no se comunicaban a tiempo, cuando llegaban al río ya habían escapado los guerrilleros. Una columna de ciento cincuenta federales, por sorpresa, alcanzó a 200 zapatistas en el puente, los derrotaron. Quedaron en el campo de combate quince zapatistas y dos federales fueron heridos de gravedad[17]. En tanto el general gobiernista Javier Rojas acampaba en Atencingo, de allí viajó a la ciudad de Puebla a presumir un fuerte contingente de tropas que ascendía a cerca de cuatro cientos hombres[18]. Parecía que el gobierno golpista de Victoriano Huerta apoyado por EUA ganaría, sin embargo al año siguiente perdió la guerra.


Conmemoración del Centésimo Aniversario Luctuoso de Zapata en Axochiapan’ (1919-2019)
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Texto: Óscar Cortés Palma

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